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Una Vez Enterrado
Blake Pierce


Un Misterio de Riley Paige #11
ВЎUna obra maestra del gГ©nero de thriller y misterio! El autor hizo un trabajo magnГ­fico desarrollando a los personajes psicolГіgicamente, tanto asГ­ que sientes que estГЎs en sus mentes, vives sus temores y aclamas sus Г©xitos. La trama es muy inteligente y te mantendrГЎ entretenido durante todo el libro. Este libro te mantendrГЎ pasando pГЎginas hasta bien entrada la noche debido a sus giros inesperados. Opiniones de libros y pelГ­culas, Roberto Mattos (Una vez desaparecido) UNA VEZ ENTERRADO es el libro #11 de la serie exitosa de misterio de Riley Paige, que comienza con UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1), ВЎuna descarga gratuita con mГЎs de 1. 000 opiniones de cinco estrellas! Un asesino en serie estГЎ cobrando las vidas de muchas vГ­ctimas a diestra y siniestra, y en cada escena del crimen deja una firma inusual: un reloj de arena. Su arena estГЎ diseГ±ada para caer durante 24 horas. Aparece una nueva vГ­ctima cada vez que el reloj se vacГ­a. En medio de la presiГіn intensa de los medios de comunicaciГіn, y en una carrera frenГ©tica contra el tiempo, la agente especial del FBI Riley Paige es convocada, junto con su nueva compaГ±era, para resolver el caso. Riley estГЎ totalmente ocupada, ya que se encuentra recuperГЎndose de las secuelas de su relaciГіn con Shane, tratando de ordenar su vida familiar y ayudando a Bill a sobrellevar su TEPT. Y cuando entra en los canales mГЎs oscuros de la mente de este asesino retorcido, se da cuenta de que quizГЎ este sea el caso que finalmente logre quebrantarla. Un thriller psicolГіgico oscuro con suspenso emocionante, UNA VEZ ENTERRADO es el libro #11 de una nueva serie fascinante, con un nuevo personaje querido, que te dejarГЎ pasando pГЎginas hasta bien entrada la noche. El Libro #12 de la serie de Riley Paige estarГЎ disponible pronto.







U N A V E Z E N T E R R A D O



(UN MISTERIO DE RILEY PAIGE—LIBRO 11)



B L A K E P I E R C E


Blake Pierce



Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio RILEY PAIGE que cuenta con trece libros hasta los momentos. Blake Pierce tambiГ©n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con nueve libros), de la serie de misterio de AVERY BLACK (que cuenta con seis libros), de la serie de misterio de KERI LOCKE (que cuenta con cinco libros), de la serie de misterio LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE (que cuenta con tres libros), de la serie de misterio de KATE WISE (que cuenta con dos libros), de la serie de misterio psicolГіgico de CHLOE FINE (que cuenta con dos libros) y de la serie de misterio psicolГіgico de JESSE HUNT (que cuenta con tres libros).



Blake Pierce es un ГЎvido lector y fan de toda la vida de los gГ©neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, asГ­ que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com (http://www.blakepierceauthor.com/) para saber mГЎs y mantenerte en contacto.



Derechos de autor В© 2017 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. A excepciГіn de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976 y las leyes de propiedad intelectual, ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida o distribuida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en un sistema de bases de datos o de recuperaciГіn sin el previo permiso del autor. Este libro electrГіnico estГЎ licenciado para tu disfrute personal solamente. Este libro electrГіnico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustarГ­a compartir este libro con otras personas, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si estГЎs leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regrГ©salo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor. Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginaciГіn del autor o se emplean como ficciГіn. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Los derechos de autor de la imagen de la cubierta son de anuruk perai, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com.


LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE



SERIE DE MISTERIO PSICOLГ“GICO DE SUSPENSO DE JESSE HUNT

EL ESPOSA PERFECTA (Book #1)

EL TIPO PERFECTO (Book #2)



SERIE DE MISTERIO PSICOLГ“GICO DE SUSPENSO DE CHLOE FINE

Al LADO (Libro #1)

LA MENTIRA DEL VECINO (Libro #2)

CALLEJГ“N SIN SALIDA (Libro #3)



SERIE DE MISTERIO DE KATE WISE

SI ELLA SUPIERA (Libro #1)

SI ELLA VIERA (Libro #2)



SERIE LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE

VIGILANDO (Libro #1)

ESPERANDO (Libro #2)

ATRAYENDO (Libro #3)



SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE

UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1)

UNA VEZ TOMADO (Libro #2)

UNA VEZ ANHELADO (Libro #3)

UNA VEZ ATRAГЌDO (Libro #4)

UNA VEZ CAZADO (Libro #5)

UNA VEZ CONSUMIDO (Libro #6)

UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7)

UNA VEZ ENFRIADO (Libro #8)

UNA VEZ ACECHADO (Libro #9)

UNA VEZ PERDIDO (Libro #10)

UNA VEZ ENTERRADO (Libro #11)

UNA VEZ ATADO (Libro #12)

UNA VEZ ATRAPADO (Libro #13)

UNA VEZ LATENTE (Libro #14)



SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE

ANTES DE QUE ASESINE (Libro #1)

ANTES DE QUE VEA (Libro #2)

ANTES DE QUE DESEE (Libro #3)

ANTES DE QUE ARREBATE (Libro #4)

ANTES DE QUE NECESITE (Libro #5)

ANTES DE QUE SIENTA (Libro #6)

ANTES DE QUE PEQUE (Libro #7)

ANTES DE QUE CACE (Libro #8)

ANTES DE QUE SE APROVECHE (Libro #9)

ANTES DE QUE ANHELE (Libro #10)

ANTES DE QUE SE DESCUIDE (Libro #11)



SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK

UNA RAZГ“N PARA MATAR (Libro #1)

UNA RAZГ“N PARA HUIR (Libro #2)

UNA RAZГ“N PARA ESCONDERSE (Libro #3)

UNA RAZГ“N PARA TEMER (Libro #4)

UNA RAZГ“N PARA RESCATAR (Libro #5)

UNA RAZГ“N PARA ATERRARSE (Libro #6)



SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE

UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1)

UN RASTRO DE ASESINATO (Libro #2)

UN RASTRO DE VICIO (Libro #3)

UN RASTRO DE CRIMEN (Libro #4)

UN RASTRO DE ESPERANZA (Libro #5)


CONTENIDO

PRГ“LOGO (#u0982f909-f233-5741-9e53-a37c9cbe8acd)

CAPГЌTULO UNO (#u8531abf6-7bd4-50fa-b610-27afc185ff13)

CAPГЌTULO DOS (#ufc21bc04-7766-5e77-95db-fce2dcea3246)

CAPГЌTULO TRES (#u0267acbe-7ec0-5bb5-96fc-7b8902d98cf0)

CAPГЌTULO CUATRO (#ucf2d76d3-420c-536e-af65-269d918e294d)

CAPГЌTULO CINCO (#u3e76de22-45a7-5a9c-9291-1c0af299f9b8)

CAPГЌTULO SEIS (#u69a93588-0b6e-5c71-b33e-dd7942182973)

CAPГЌTULO SIETE (#uf6e8181a-aa48-55af-850a-3980085bc47b)

CAPГЌTULO OCHO (#uf39375dc-c9cd-5737-a5f5-8dd8fe3c43a8)

CAPГЌTULO NUEVE (#ub849fb2f-78c1-5b93-bf4a-5c0ee2755c65)

CAPГЌTULO DIEZ (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO ONCE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DOCE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TRECE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO CATORCE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO QUINCE (#litres_trial_promo)

CAPÍTULO DIECISÉIS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DIECISIETE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DIECIOCHO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DIECINUEVE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTIUNO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTIDГ“S (#litres_trial_promo)

CAPÍTULO VEINTITRÉS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTICUATRO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTICINCO (#litres_trial_promo)

CAPÍTULO VEINTISÉIS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTISIETE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTIOCHO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTINUEVE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y UNO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y DOS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y TRES (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y CUATRO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y CINCO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y SEIS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y SIETE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y OCHO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y NUEVE (#litres_trial_promo)




PRГ“LOGO


Courtney Wallace sintiГі un ardor familiar en sus pulmones y muslos. DejГі de trotar y comenzГі a caminar, luego se detuvo, se inclinГі con las manos sobre las rodillas, y jadeГі mientras recuperaba el aliento.

Era una buena sensaciГіn, una forma mucho mejor de despertarse que una taza de cafГ© caliente, aunque en poco tiempo se tomarГ­a una taza de cafГ© con su desayuno. TodavГ­a tenГ­a un montГіn de tiempo para ducharse y comer antes de tener que irse al trabajo.

Courtney amaba el resplandor de la luz del sol por la maГ±ana entre los ГЎrboles y la humedad del rocГ­o de la maГ±ana que persistГ­a en el aire. Pronto serГ­a un dГ­a caluroso de mayo, pero ahora la temperatura estaba perfecta, sobre todo aquГ­ en la magnГ­fica Reserva Natural Belle Terre.

TambiГ©n le gustaba la soledad. Rara vez se habГ­a encontrado a otra persona trotando en este camino, y nunca a estas horas de la maГ±ana.

A pesar de lo bien que se sentГ­a en este entorno, comenzГі a sentirse desilusionada mientras lograba normalizar su respiraciГіn.

Su novio, Duncan, vivГ­a con ella y le habГ­a prometido una vez mГЎs que la acompaГ±arГ­a a trotar, y una vez mГЎs se habГ­a negado a despertarse. Probablemente no se levantarГ­a hasta mucho despuГ©s de que ella se habГ­a ido a trabajar en su propio trabajo de oficina, tal vez no hasta la tarde.

“¿Cuándo superará esa etapa?”, se preguntó.

ВїY cuГЎndo iba a conseguir otro trabajo?

Se echГі a trotar con la esperanza de librarse de sus pensamientos negativos. Pronto empezГі a correr, y ese ardor estimulante en sus pulmones y piernas pareciГі arrasar con su preocupaciГіn y desilusiГіn.

Luego sus piernas cedieron bajo sus pies.

Estaba cayendo, era una sensaciГіn extraГ±a y suspendida que de alguna manera se sentГ­a terriblemente lenta.

Se estrellГі con un golpe brutal.

La luz del sol se habГ­a ido, y sus ojos se tuvieron que acostumbrar a la oscuridad.

“¿Dónde estoy?”, se preguntó.

Ella vio que estaba en el fondo de un hoyo estrecho.

Pero ВїcГіmo habГ­a llegado allГ­?

SintiГі un terrible dolor punzante en su pierna derecha.

BajГі la mirada y vio que su tobillo estaba doblado en un ГЎngulo antinatural.

TratГі de mover su pierna. El dolor se intensificГі y ella gritГі. TratГі de ponerse de pie, pero su pierna cediГі ante su peso. SentГ­a los huesos rotos chocando entre sГ­. SintiГі nГЎuseas y casi perdiГі el conocimiento.

SabГ­a que necesitaba ayuda y se metiГі la mano en el bolsillo para buscar su telГ©fono celular.

ВЎNo estaba allГ­!

DebiГі haberse caГ­do.

TenГ­a que estar en alguna parte. TanteГі para tratar de encontrarlo.

Pero estaba medio enredada en una especie de manta ГЎspera y pesada junto con tierra y hojas. No pudo encontrar su telГ©fono celular.

ComenzГі a darse cuenta de que habГ­a caГ­do en una trampa, en un hoyo tapado con una manta cubierta de desechos.

ВїEra una broma?

Si era asГ­, no le parecГ­a nada graciosa.

Y ВїcГіmo saldrГ­a de aquГ­?

Las paredes del hoyo eran rectas, y no habГ­a puntos de apoyo ni asideros. Incapaz incluso de ponerse de pie, nunca serГ­a capaz de salirse de aquГ­ por su cuenta.

Y era probable que nadie pasarГ­a por este camino pronto, tal vez no en algunas horas.

Entonces oyГі una voz directamente sobre ella.

“¡Oye! ¿Tuviste un accidente?”.

Ella respirГі de alivio a lo que oyГі esa voz.

LevantГі la mirada y vio que un hombre estaba de pie sobre ella. Su figura se perfilaba contra la luz pГЎlida, por lo que no podГ­a distinguir su rostro.

Aun asГ­, apenas podГ­a creer su suerte. DespuГ©s de tantas maГ±anas no viendo a nadie en este camino, resultГі que esta maГ±ana alguien habГ­a pasado cuando necesitaba ayuda.

“Creo que me fracturé el tobillo”, le dijo al hombre. “Y perdí mi teléfono”.

“Qué mal”, dijo el hombre. “¿Cómo sucedió?”.

“¿Qué pregunta es esa?”, se preguntó.

Aunque parecГ­a ser amigable, Courtney deseaba poder ver su rostro.

Ella dijo: “Yo estaba trotando, y... había un hoyo, y...”.

“¿Y qué?”.

Courtney se estaba impacientando.

Ella dijo: “Bueno, obviamente caí en el hoyo”.

El hombre se quedó en silencio por un momento. Luego dijo: “Es un hoyo grande. ¿No lo viste?”.

Courtney soltГі un gemido de exasperaciГіn.

“Mira, solo necesito ayuda para salir de aquí, ¿de acuerdo?”.

El hombre negГі con la cabeza.

“No deberías trotar en lugares extraños donde no conoces el camino”.

“¡Conozco este camino!”, gritó Courtney.

“Entonces ¿cómo caíste en el hoyo?”.

Courtney estaba estupefacta. O bien el hombre era un idiota o estaba jugando con ella.

“¿Eres el idiota que cavó este hoyo?”, espetó ella. “Si es así, no es nada gracioso. ¡Sácame de aquí!”.

Le sorprendiГі darse cuenta de que estaba llorando.

“¿Cómo?”, preguntó el hombre.

Courtney se estirГі, extendiendo su brazo lo mГЎs que pudo.

“Toma mi mano y jálame”.

“No creo que pueda alcanzarte”.

“Claro que sí puedes”.

El hombre se echГі a reГ­r. TenГ­a una risa agradable y amable. Aun asГ­, Courtney deseaba poder ver su rostro.

“Yo me encargo de todo”, dijo él, alejándose del hoyo.

Ya no podГ­a verlo. Luego oyГі metal y chirridos detrГЎs, y sintiГі un gran peso sobre ella.

JadeГі y escupiГі hasta que comprendiГі que el hombre habГ­a vertido tierra sobre ella.

SintiГі sus manos y piernas enfriarse, una seГ±al de pГЎnico.

“No te asustes”, se dijo a sí misma.

Aunque no entendГ­a lo que estaba pasando, tenГ­a que mantener la calma.

Ella vio que el hombre estaba de pie con una carretilla inclinada sobre el hoyo. Un poco de tierra restante cayГі de la carretilla sobre su cabeza.

“¿Qué estás haciendo?”, gritó.

“Relájate”, dijo el hombre. “Como dije, yo me encargo de todo”.

Se llevГі la carretilla. Entonces oyГі un golpeteo sordo.

Era el sonido del hombre echando mГЎs tierra en la carretilla.

Ella cerrГі los ojos, respirГі profundo, abriГі la boca y dejГі escapar un grito largo y agudo.

“¡Ayuda!”.

Entonces sintiГі un puГ±ado de tierra pesado directamente en su cara. Un poco de tierra entrГі en su boca, y ella se atragantГі y la escupiГі.

Su voz aГєn amable, el hombre dijo...

“Me temo que vas a tener que gritar mucho más fuerte que eso”.

Luego, con una risita, agregГі...

“Apenas puedo oírte”.

Ella soltГі otro grito, sorprendida por la intensidad de su propia voz.

Entonces el hombre vertiГі la nueva carretilla llena de tierra sobre ella.

No pudo volver a gritar. Su garganta estaba obstruida por la tierra.

Fue inundada por una sensaciГіn extraГ±a de deja vu. HabГ­a experimentado esto antes, esta incapacidad para huir del peligro o incluso gritar.

Pero esas experiencias solo habГ­an sido pesadillas. Y siempre habГ­a despertado de ellas.

Sin duda, esto no era mГЎs que otra pesadilla.

“Despierta”, se dijo a sí misma una y otra vez. “Despierta, despierta, despierta...”.

Pero no podГ­a despertar.

Esto no era un sueГ±o.

Esto era real.




CAPГЌTULO UNO


La agente especial Riley Paige estaba trabajando en su escritorio en el edificio de la UAC en QuГЎntico cuando un recuerdo no deseado le llegГі de golpe...



Un hombre de piel oscura estaba mirГЎndola fijamente con ojos vidriosos.

TenГ­a una herida de bala en el hombro, y una herida mucho mГЎs peligrosa en el abdomen.

Con una voz dГ©bil y amarga, le dijo a Riley...

“Te ordeno que me mates”.

La mano de Riley estaba sobre su arma.

DeberГ­a matarlo.

TenГ­a buenas razones para hacerlo.

Aun asГ­, ella no sabГ­a quГ© hacer...



La voz de una mujer sacГі a Riley de su ensoГ±aciГіn.

“Parece que tienes algo en mente”.

Riley levantГі la mirada de su escritorio y vio a una mujer afroamericana joven con cabello corto y lacio de pie en la puerta de su oficina.

Era Jenn Roston, quien habГ­a sido la nueva compaГ±era de Riley en su caso mГЎs reciente.

Riley se sacudiГі un poco.

“No es nada”, dijo.

Los ojos de color marrГіn oscuro de Jenn estaban llenos de preocupaciГіn.

Ella dijo: “Estoy bastante segura de que no es nada”.

Cuando Riley no respondió, Jenn dijo: “Estás pensando en Shane Hatcher, ¿verdad?”.

Riley asintiГі sin decir nada. HabГ­a tenido muchos recuerdos Гєltimamente, recuerdos de su terrible enfrentamiento con el hombre herido en la cabaГ±a de su padre muerto.

La relaciГіn de Riley con el preso fugado se habГ­a arraigado en un vГ­nculo extraГ±o y retorcido de lealtad. PasГі cinco meses prГіfugo, y ella ni siquiera habГ­a tratado de restringir su libertad, no hasta que empezГі a asesinar a personas inocentes.

Ahora era difГ­cil para Riley creer que ella lo habГ­a dejado en libertad durante tanto tiempo.

Su relaciГіn habГ­a sido inquietante y muy oscura.

De todas las personas que Riley conocГ­a, Jenn era la que mГЎs sabГ­a cuГЎn oscura habГ­a sido.

Finalmente, Riley dijo: “No dejo de pensar... que debí haberlo matado en ese mismo momento”.

Jenn dijo: “Estaba herido, Riley. No supuso una amenaza para ti”.

“Yo sé”, dijo Riley. “Pero no puedo sacarme de la cabeza que dejo que mi lealtad se interponga en el camino de mi juicio”.

Jenn negГі con la cabeza.

“Riley, ya hemos hablado de esto. Ya sabes lo que pienso al respecto. Hiciste lo correcto. Y no tienes que creerme. Todos aquí también lo creen”.

Riley sabГ­a que eso era verdad. Sus colegas y superiores la habГ­an felicitado por haber aprehendido a Hatcher vivo. Su benevolencia le parecГ­a un buen cambio. Mientras que Riley fue la esclava de Hatcher, todo el mundo habГ­a sospechado de ella, y con razГіn. Ahora que todos confiaban en ella, las caras de sus colegas volvieron a ser amables, y era recibida con un respeto renovado.

Riley verdaderamente se sentГ­a a gusto aquГ­ de nuevo.

Entonces Jenn sonrió y agregó: “Demonios, incluso hiciste las cosas a rajatabla por primera vez en tu vida”.

Riley se rio entre dientes. Ciertamente habГ­a seguido el procedimiento en la forma en que habГ­a aprehendido a Hatcher, totalmente opuesto a cГіmo habГ­a actuado en el caso que ella y Jenn acababan de resolver juntas.

Riley dijo: “Sí, supongo que recibiste un curso intensivo sobre mis métodos no convencionales…”.

“Ciertamente”.

Riley soltГі una risita incГіmoda. HabГ­a ignorado incluso mГЎs reglas de lo habitual. Jenn la habГ­a encubierto con lealtad, aun cuando irrumpiГі en la casa de un sospechoso sin orden judicial. Jenn pudo haberla denunciado si hubiera querido. Y Riley quizГЎ hubiera sido despedida por eso.

“Jenn, realmente agradezco…”.

“Ni lo menciones”, dijo Jenn. “Todo eso quedó atrás. Lo único que importa es el presente y el futuro”.

La sonrisa de Jenn se ensanchó cuando agregó: “Y no espero que te comportes como una mojigata. Y ni se te ocurra esperar lo mismo de mí tampoco”.

Riley se echГі a reГ­r de nuevo, mГЎs cГіmoda esta vez.

Le parecГ­a difГ­cil de creer que ella habГ­a desconfiado de Jenn hace poco, que hasta la habГ­a considerado una verdadera nГ©mesis.

DespuГ©s de todo, Jenn habГ­a hecho mucho, mucho mГЎs por Riley que ser discreta acerca de sus acciones.

“¿Te he dado las gracias por haberme salvado la vida?”, preguntó Riley.

Jenn sonriГі.

“Ya perdí la cuenta de todas las veces que lo has hecho”, dijo.

“Bueno, gracias de nuevo”.

Jenn se quedГі callada. Su sonrisa se desvaneciГі. Una mirada lejana se apoderГі de su rostro.

“¿Necesitabas algo, Jenn?”, preguntó Riley. “Digo, ¿por qué viniste a mi oficina?”.

Jenn siguiГі mirando hacia el pasillo por un momento.

Finalmente dijo: “Riley, no sé si deba decirte…”. Su voz se quebró.

Era muy evidente para Riley que algo la preocupaba. Ella querГ­a tranquilizarla, decirle algo asГ­ como...

“Puedes decirme lo que sea”.

Pero eso podrГ­a ser impertinente.

Finalmente Jenn pareciГі estremecerse un poco.

“No tiene importancia”, dijo. “Nada de qué preocuparse”.

“¿Estás segura?”.

“Sí, estoy segura”.

Sin decir una palabra, Jenn desapareciГі por el pasillo, dejando a Riley un poco inquieta. Hace mucho sospechaba que Jenn albergaba secretos propios, quizГЎs unos muy oscuros.

“¿Por qué no confía en mí?”, se preguntó Riley.

Parecía que una de ellas siempre desconfiaba de la otra. Eso no era nada nuevo…

Pero no habГ­a nada que Riley pudiera hacer al respecto, al menos no todavГ­a.

MirГі su reloj. Estaba a punto de llegar tarde a una cita con su compaГ±ero de hace mucho tiempo, Bill Jeffreys.

El pobre Bill estaba de licencia, sufriendo de TEPT despuГ©s de un terrible incidente durante su Гєltimo caso juntos. Riley sintiГі una punzada de tristeza al recordarlo.

Ella y Bill habГ­an estado trabajando junto con una agente joven prometedora llamada Lucy Vargas.

Pero Lucy habГ­a muerto en el cumplimiento de su deber.

La extraГ±aba todos los dГ­as.

Pero al menos no se sentГ­a culpable por su muerte, a diferencia de Bill.

Esta maГ±ana, Bill la habГ­a llamado para pedirle que se reuniera con Г©l en la base de la Marina que componГ­a la mayor parte de las instalaciones de QuГЎntico.

No le habГ­a dicho la razГіn por la cual querГ­a que se reunieran, y eso la tenГ­a preocupada. Ella esperaba que no fuera nada serio.

Riley se levantГі de su escritorio con ansiedad y saliГі del edificio de la UAC.




CAPГЌTULO DOS


Bill sintiГі un cosquilleo de preocupaciГіn mientras conducГ­a a Riley hacia el rango objetivo de la Marina.

“¿Estoy preparado para esto?”, se preguntó.

ParecГ­a una pregunta estГєpida. DespuГ©s de todo, solo eran ejercicios de tiro al blanco.

Pero no eran ejercicios de tiro al blanco comunes y corrientes.

Al igual que Г©l, Riley llevaba un uniforme de camuflaje y un rifle M16-A4 cargado con municiГіn real.

Pero a diferencia de Bill, Riley no tenГ­a ni la menor idea de lo que estaban a punto de hacer.

“Quisiera que me dijeras de qué trata todo esto”, dijo Riley.

“Será una nueva experiencia para ambos”, dijo.

Nunca habГ­a probado este tipo de ejercicios de tiro al blanco antes. Pero Mike Nevins, el psiquiatra que lo habГ­a estado ayudando con su trastorno de estrГ©s postraumГЎtico, le habГ­a recomendado que lo intentara.

“Será una buena terapia”, le había dicho Mike.

Bill esperaba que Mike tuviera razГіn. Y esperaba que intentarlo con Riley calmara sus nervios un poco.

Bill y Riley se posicionaron uno al lado del otro entre postes de madera verticales, frente a una zona pavimentada. En el pavimento habГ­a barreras verticales marcadas con agujeros de bala. Hace unos momentos, Bill habГ­a hablado con un hombre en la cabina de control y ya todo deberГ­a estar listo.

Ahora hablaba con ese mismo tipo a travГ©s de un pequeГ±o micrГіfono delante de sus labios.

“Blancos aleatorios. Adelante”.

De repente, figuras humanas aparecieron desde detrГЎs de las barreras, todas ellas moviГ©ndose en la zona pavimentada. Llevaban los uniformes de combatientes ISIS y parecГ­an estar armadas.

“¡Hostiles!”, le gritó Bill a Riley. “¡Dispara! ¡Dispara!”.

Riley estaba demasiado sobresaltada como para disparar, pero Bill disparГі y no conectГі. Luego disparГі otro tiro que alcanzГі una de las figuras. La figura se inclinГі por completo y dejГі de moverse. Las otras figuras se volvieron para evitar los disparos, algunas de ellas se movieron mГЎs rГЎpido, otras se ocultaron detrГЎs de las barreras.

Riley dijo: “¿Qué demonios?”.

TodavГ­a no habГ­a disparado.

Bill se echГі a reГ­r.

“Alto”, dijo en el micrófono.

De repente, todas las figuras dejaron de moverse.

“¿Le dispararemos a gente falsa sobre ruedas?”, le preguntó Riley con una risita.

Bill explicó: “Son robots autónomos, montados en scooters Segway. Ese tipo con el que hablé en la cabina hace un minuto está ingresando comandos. Pero él no controla todos sus movimientos. De hecho, en realidad no los controla en absoluto. Ellos �saben’ lo que tienen que hacer. Tienen escáneres láser y algoritmos de navegación para que puedan evitar chocarse entre sí y chocar las barreras”.

Los ojos de Riley se abrieron de asombro.

“Sí”, dijo Bill. “Y saben qué hacer cuando comienzan los disparos: correr, ocultarse, o ambas cosas”.

“¿Quieres intentarlo de nuevo?”, preguntó Bill.

Riley asintiГі, viГ©ndose entusiasmada.

Una vez más, Bill dijo en el micrófono: “Blancos aleatorios. Adelante”.

Las figuras comenzaron a moverse como antes, y Riley y Bill dispararon. Bill alcanzГі uno de los robots, y Riley tambiГ©n. Ambos robots se detuvieron y se inclinaron. Los otros robots se dispersaron, algunos deslizГЎndose caprichosamente, otros escondiГ©ndose detrГЎs de las barreras.

Riley y Bill siguieron disparando, pero disparar se estaba haciendo cada vez mГЎs difГ­cil. Los robots que seguГ­an moviГ©ndose lo estaban haciendo en patrones impredecibles a velocidades variables. Los que se habГ­an ocultado detrГЎs de las barreras se asomaban cada cierto tiempo, provocando a Riley y Bill para que les dispararan. Era imposible saber de quГ© lado de la barrera podrГ­an aparecer. Luego volvГ­an a andar por la intemperie o se ocultaban de nuevo.

A pesar de todo este caos aparente, solo tomГі medio minuto para que Riley y Bill acabaran con los ocho robots. Todos estaban inclinados e inmГіviles entre las barreras.

Riley y Bill bajaron sus armas.

“Eso fue raro”, dijo Riley.

“¿No quieres seguir?”, preguntó Bill.

Riley se rio entre dientes.

“¿Estás bromeando? Claro que quiero seguir. ¿Ahora qué?”.

Bill tragГі, sintiГ©ndose repentinamente nervioso.

“Se supone que ahora debemos acabar con los hostiles sin matar a ningún civil”, dijo.

Riley lo mirГі compasivamente. Г‰l comprendГ­a su preocupaciГіn. SabГ­a perfectamente bien por quГ© este nuevo ejercicio lo inquietaba. Lo recordaba al joven inocente al que habГ­a herido accidentalmente el mes pasado. El muchacho se habГ­a recuperado de su herida, pero Bill aГєn se sentГ­a culpable.

Bill tambiГ©n estaba atormentado porque una joven y brillante agente llamada Lucy Vargas habГ­a muerto en el mismo incidente.

“Si tan solo hubiera sido capaz de salvarla”, pensó de nuevo.

Bill habГ­a estado de baja desde entonces, preguntГЎndose si alguna vez serГ­a capaz de volver al trabajo. Se habГ­a quebrantado por completo, cayendo en el alcohol e incluso contemplando el suicidio.

Riley lo habГ­a ayudado. De hecho, probablemente hasta le salvГі la vida.

Bill se sentГ­a bastante mejor.

Pero Вїestaba preparado para esto?

Riley seguГ­a mirГЎndolo con preocupaciГіn.

“¿Estás seguro de que esto es una buena idea?”, preguntó.

Una vez mГЎs, Bill recordГі lo que Mike Nevins le habГ­a dicho.

“Será una buena terapia”.

Bill le asintiГі a Riley.

“Creo que sí”, dijo.

Retomaron sus posiciones y levantaron sus armas. Bill habló por el micrófono. “Hostiles y civiles”.

Las mismas acciones que antes comenzaron a desarrollarse, solo que, esta vez, una de las figuras era una mujer envuelta en un velo azul. Ciertamente no era difГ­cil distinguirla entre los hostiles en sus trajes verde militar. Pero ella estaba moviГ©ndose entre los otros en patrones aparentemente aleatorios.

Riley y Bill comenzaron a derribar a los hostiles. Algunas de las figuras masculinas esquivaron las balas, mientras que otras se refugiaron detrГЎs de las barreras, solo para asomarse en momentos impredecibles.

La figura femenina tambiГ©n se moviГі como si estuviera asustada por los disparos, corriendo de aquГ­ para allГЎ frenГ©ticamente, pero de alguna manera nunca molestГЎndose en ocultarse detrГЎs de una barrera. Su pГЎnico simulado solo hacГ­a mГЎs difГ­cil no dispararle accidentalmente.

Bill sintiГі sudor frГ­o formГЎndose en su frente mientras disparaba una ronda tras otra.

En poco tiempo, Riley y Г©l habГ­an acabado con todos los hostiles, y la mujer en el velo quedГі sola, ilesa.

Bill dio un suspiro de alivio y bajГі el arma.

“¿Cómo estás?”, preguntó Riley. Bill notó la preocupación en su voz.

“Bastante bien, supongo”, dijo Bill.

Pero sus palmas estaban húmedas, y ​estaba temblando un poco.

“Tal vez ya sea suficiente”, dijo Riley.

Bill negГі con la cabeza.

“No”, dijo él. “Tenemos que probar el siguiente programa”, dijo.

“¿Cuál?”.

Bill tragГі grueso.

“Es una situación de toma de rehenes. El civil será asesinado a menos que tú y yo derribemos a dos hostiles al mismo tiempo”.

Riley lo mirГі con recelo.

“Bill, no sé...”.

“Vamos”, dijo Bill. “Es solo un juego. Intentémoslo”.

Riley se encogiГі de hombros y levantГі su arma.

Bill dijo por el micrófono: “Situación de toma de rehenes. Adelante”.

Los robots volvieron a la vida. La figura femenina se quedГі a la intemperie, mientras que los hostiles desaparecieron detrГЎs de las barreras.

Luego dos hostiles aparecieron desde detrГЎs de las barreras, cerniГ©ndose amenazadoramente alrededor de la figura femenina, la cual se tambaleaba hacia atrГЎs y adelante con ansiedad.

Bill sabГ­a que el truco era que Riley y Г©l le dispararan a ambos hostiles justo cuando consiguieran un tiro limpio.

A Г©l le tocaba decidir cuГЎndo dispararГ­an.

Mientras Riley y Г©l apuntaban sus armas con cuidado, Bill dijo...

“Yo acabaré con el de la izquierda, tú con el de la derecha. Dispara cuando diga �Adelante’”.

“Listo”, dijo Riley en voz baja.

Bill vigilГі cuidadosamente los movimientos y las posiciones de los dos hostiles. Se dio cuenta de que esto serГ­a difГ­cil, mucho mГЎs difГ­cil de lo que habГ­a esperado.

El mismo segundo en que uno de los hostiles se alejaba, el otro se hostil se posicionaba peligrosamente cerca de la rehГ©n.

“¿Cuándo podremos disparar?”, se preguntó.

Entonces, por un momento fugaz, los dos hostiles se alejaron en direcciones opuestas del rehГ©n.

“¡Adelante!”, espetó Bill.

Pero antes de que pudiera apretar el gatillo, fue inundado por una rГЎfaga de imГЎgenes...



Estaba caminando hacia un edificio abandonado cuando escuchГі un disparo.

SacГі su arma y corriГі adentro, donde vio a Lucy tumbada boca abajo en el suelo.

Vio a un hombre joven moviГ©ndose hacia ella.

Instintivamente, Bill le disparГі al hombre y lo alcanzГі.

El hombre dio una vuelta antes de caerse, y en ese entonces vio que sus manos estaban vacГ­as.

Estaba desarmado.

El hombre solo habГ­a estado tratando de ayudar a Lucy.

Mortalmente herida, Lucy se apoyГі en su codo y le disparГі seis rondas a su verdadero atacante...

...el hombre al que Bill debiГі haber disparado.



Un disparo del arma de Riley regresГі a Bill al presente.

Las imГЎgenes habГ­an ido y venido en un instante.

Uno de los hostiles estaba inclinado, muerto por el disparo de Riley.

Sin embargo, Bill estaba congelado. No podГ­a apretar el gatillo.

El hostil que quedaba se volviГі amenazantemente hacia la mujer, y un tiro resonГі por los altavoces.

La mujer se doblГі y dejГі de moverse.

Bill finalmente disparГі su arma y alcanzГі el hostil, pero ya era demasiado tarde para el rehГ©n, que ya estaba muerta.

Por un momento, la situaciГіn pareciГі terriblemente real.

“Dios mío”, dijo. “Dios mío, ¿cómo dejé que esto sucediera?”.

Bill dio un paso al frente, casi como si quisiera correr para ayudar a la mujer.

Riley se colocГі delante de Г©l.

“Bill, ¡no pasa nada! ¡Es solo un juego! ¡No es real!”.

Bill se detuvo en seco, temblando y tratando de calmarse.

“Riley, lo siento, es solo que... todo regresó por unos segundos y...”.

“Yo sé”, dijo Riley reconfortantemente. “Comprendo”.

Bill se desplomГі y negГі con la cabeza.

“Tal vez no estoy preparado para esto”, dijo. “Tal vez sea suficiente por hoy”.

Riley le dio una palmadita en el hombro.

“No”, dijo. “Creo que deberías terminar”.

Bill respirГі profunda y lentamente. SabГ­a que Riley tenГ­a razГіn.

Г‰l y Riley retomaron sus posiciones, y Bill volviГі a decir por el micrГіfono...

“Situación de toma de rehenes. Adelante”.

La misma acciГіn se reanudГі, con dos hostiles acechando peligrosamente al rehГ©n.

Bill respirГі lentamente mientras miraba por su mirilla.

“Es solo un juego”, se dijo a sí mismo. “Es solo un juego”.

Finalmente llegГі el momento que habГ­an estado esperando. Ambos hostiles se habГ­an alejado un poco del rehГ©n. TodavГ­a era un disparo peligroso, pero Bill y Riley tenГ­an que intentarlo.

“¡Adelante!”, dijo.

Esta vez disparГі al instante, y oyГі el sonido del disparo de Riley una fracciГіn de segundo mГЎs tarde.

Ambos hostiles se desplomaron y dejaron de moverse.

Bill bajГі su arma.

Riley le dio una palmadita en la espalda.

“Lo hiciste, Bill”, dijo Riley. “Estoy disfrutando de esto. ¿Qué más podemos hacer con estos robots?”.

Bill dijo: “Hay un programa en el que podemos acercarnos a ellos mientras disparamos”.

“Intentémoslo”.

Bill hablГі por el micrГіfono.

“A poca distancia”.

Los ocho hostiles comenzaron a moverse, y Bill y Riley avanzaron hacia ellos paso a paso, disparando en pequeГ±as rГЎfagas. Dos robots cayeron y los otros se movieron de un lado a lado, por lo que se hizo mГЎs difГ­cil alcanzarlos.

Mientras Bill disparaba, se dio cuenta de que algo faltaba en esta simulaciГіn.

“Los robots no disparan”, pensó.

AdemГЎs, su alivio por salvar al rehГ©n no se sentГ­a genuino. DespuГ©s de todo, Г©l y Riley habГ­an salvado la vida de un robot.

No cambiaba la realidad de lo que habГ­a sucedido el mes pasado.

Y ciertamente no resucitarГ­a a Lucy.

La culpa todavГ­a lo atormentaba. ВїAlguna vez serГ­a capaz de no sentirse asГ­?

ВїY alguna vez serГ­a capaz de volver a trabajar?




CAPГЌTULO TRES


DespuГ©s de sus ejercicios de tiro al blanco, Riley todavГ­a estaba preocupada por Bill. Es cierto que se habГ­a recuperado rГЎpidamente despuГ©s de su momento de shock. Y en realidad pareciГі haber disfrutado de los disparos a corta distancia.

Hasta se habГ­a visto alegre justo antes de partir a su apartamento. Sin embargo, no era el mismo Bill que habГ­a sido su compaГ±ero durante tantos aГ±os, y quien hacГ­a mucho tiempo se habГ­a convertido en su mejor amigo.

Ella sabГ­a lo que mГЎs le preocupaba.

A Bill le asustaba el hecho de que jamГЎs serГ­a capaz de volver a trabajar.

Ella deseaba poder tranquilizarlo con palabras simples y amables, algo asГ­ como...

“Solo estás pasando por una mala racha. Nos sucede a todos. Lo superarás más temprano que tarde”.

Pero garantГ­as simplistas no eran lo que Bill necesitaba en este momento. Y la verdad era que Riley no sabГ­a si eso era cierto o no.

Ella tambiГ©n habГ­a sufrido de TEPT y sabГ­a lo difГ­cil que era recuperarse de eso. Solo tendrГ­a que ayudar a Bill durante ese terrible proceso.

Aunque Riley volviГі a su oficina, en realidad tenГ­a poco que hacer en la UAC. No estaba asignada a ningГєn caso, y acogГ­a estos dГ­as lentos con beneplГЎcito despuГ©s de la intensidad del Гєltimo caso en Iowa. TerminГі lo poco que tenГ­a pendiente y se fue.

Mientras Riley conducГ­a a casa, se sintiГі contenta ante la idea de cenar con su familia. Se sintiГі especialmente contenta ya que habГ­a invitado a Blaine Hildreth y su hija a cenar con ellos esta noche.

Riley estaba encantada por el hecho de que Blaine formaba parte de su vida. Era un hombre guapo y encantador. Y, como ella, se habГ­a divorciado hace relativamente poco tiempo.

TambiГ©n era un hombre muy valiente.

Fue Blaine el que le disparГі a Shane Hatcher cuando amenazГі a la familia de Riley.

Riley siempre estarГ­a agradecida con Г©l por eso.

HabГ­a pasado una noche con Blaine hasta ahora, en su casa. HabГ­an sido bastante discretos al respecto. Su hija, Crystal, habГ­a estado ausente visitando a sus primos durante las vacaciones de primavera. Riley sonriГі ante el recuerdo de su sexo apasionado.

ВїEsta noche terminarГ­a de la misma forma?



*



El ama de llaves de Riley, Gabriela, habГ­a preparado una deliciosa cena de chiles rellenos, una receta familiar que ella habГ­a traГ­do consigo de Guatemala. Todo el mundo estaba disfrutando de los pimientos rellenos deliciosos.

Riley sintiГі una profunda satisfacciГіn ante la deliciosa cena y maravillosa compaГ±Г­a.

“¿No están muy picantes?”, preguntó Gabriela.

No estaban tan picantes, y Riley estaba segura de que Gabriela lo sabГ­a. Gabriela siempre restringГ­a sus recetas centroamericanas originales. Era evidente que estaba cazando cumplidos, los cuales llegaron fГЎcilmente.

“No, están perfectos”, dijo la hija de quince años de edad de Riley, April.

“Demasiado sabrosos”, dijo Jilly, la niña de trece años de edad que Riley estaba en el proceso de adoptar.

“Simplemente increíble”, dijo Crystal, la mejor amiga de April.

El padre de Crystal, Blaine Hildreth, no dijo nada de inmediato. Pero Riley sabГ­a por su expresiГіn que estaba encantado con el plato. TambiГ©n sabГ­a que la apreciaciГіn de Blaine era en parte profesional. Blaine era el dueГ±o de un restaurante lujoso pero informal en Fredericksburg.

“¿Cómo los preparas, Gabriela?”, preguntó después de unos bocados.

“Es un secreto”, dijo Gabriela con una sonrisa traviesa.

“Un secreto, ¿eh?”, dijo Blaine. ¿Qué tipo de queso utilizaste? No lo distingo. Sé que no es Monterey Jack o Chihuahua. Manchego, ¿tal vez?”.

Gabriela negГі con la cabeza.

“Nunca te lo diré”, dijo con una sonrisa.

Mientras Blaine y Gabriela siguieron hablando de la receta en inglГ©s y en espaГ±ol, Riley se quedГі pensando si ella y Blaine...

Se sonrojГі un poco ante la idea.

“No, no va a pasar esta noche”.

SerГ­a difГ­cil hacerlo con todos aquГ­.

Sin embargo, eso no era nada malo.

Estar rodeada de gente que amaba era placer suficiente para esta noche en particular. Pero al ver a su familia y amigos pasГЎndola bien, una nueva preocupaciГіn comenzГі a inundar su mente.

Una persona en la mesa casi ni habГ­a hablado en toda la noche. Liam, el reciГ©n llegado a la familia de Riley. TenГ­a la misma edad de April, y los dos adolescentes fueron novios durante un tiempo. Riley habГ­a rescatado al chico alto y desgarbado de un padre abusivo y borracho. HabГ­a necesitado un lugar para vivir y eso significaba que estaba durmiendo en el sofГЎ cama de la sala familiar de Riley.

Liam normalmente era hablador y extrovertido. Pero algo parecГ­a estar molestГЎndolo esta noche.

Riley preguntó: “¿Te pasa algo, Liam?”.

ParecГ­a que ni la habГ­a escuchado.

Riley hablГі un poco mГЎs fuerte.

“Liam”.

Liam levantГі la mirada de su comida, la que apenas habГ­a tocado.

“¿Eh?”, dijo.

“¿Te pasa algo?”.

“No. ¿Por qué?”.

Riley lo mirГі con inquietud. Algo definitivamente andaba mal. Liam rara vez hablaba en monosГ­labas.

“Solo me preguntaba”, dijo.

TomГі nota de hablar con Liam a solas mГЎs tarde.



*



Gabriela cerrГі la cena con broche de oro: un delicioso postre de flan. Riley y Blaine disfrutaron de unos tragos despuГ©s de la cena mientras que los cuatro niГ±os se entretuvieron en la sala familiar. DespuГ©s de un largo rato, Blaine y su hija se fueron a casa.

Riley esperГі hasta que April y Jilly se fueron a sus habitaciones. Luego se fue sola a la sala familiar. Liam estaba sentado en el sofГЎ todavГ­a cerrado con la mirada perdida.

“Liam, sé que algo anda mal. Quisiera que me contaras qué te pasa”.

“No pasa nada”, dijo Liam.

Riley se cruzГі de brazos y no dijo nada. SabГ­a por su experiencia con las chicas que a veces lo mejor era esperar que hablaran.

Luego, Liam dijo: “No quiero hablar del tema”.

A Riley le sorprendiГі eso. Estaba acostumbrada al mal humor de adolescentes de April y Jilly, al menos de vez en cuando. Pero esto no era propio de Liam en absoluto. Siempre era agradable y servicial. TambiГ©n era un estudiante dedicado, y Riley apreciaba su influencia sobre April.

Riley siguiГі esperando en silencio.

Finalmente Liam dijo: “Mi papá me llamó hoy”.

Riley sintiГі un vacГ­o en la boca del estГіmago.

No pudo evitar recordar ese dГ­a terrible cuando corriГі a la casa de Liam para salvarlo de ser golpeado por su padre.

SabГ­a que esto no deberГ­a sorprenderla. Pero no sabГ­a quГ© decir.

Liam dijo: “Me dijo que lamenta todo lo que pasó. Me dijo que me echa de menos”.

La preocupaciГіn de Riley se intensificГі. No tenГ­a la custodia legal sobre Liam. En este momento, estaba actuando como una especie de madre adoptiva improvisada, y no tenГ­a idea de exactamente cuГЎl papel desempeГ±arГ­a en su vida a futuro.

“¿Quiere que vuelvas a casa?”, preguntó Riley.

Liam asintiГі.

Riley no pudo obligarse a hacer la pregunta obvia...

“¿Qué quieres hacer?”.

ВїQuГ© harГ­a, quГ© podГ­a hacer, si Liam le decГ­a que querГ­a volver a su casa?

Riley sabГ­a que Liam era un chico amable y misericordioso. Al igual que muchas vГ­ctimas de abuso, tambiГ©n era propenso a una profunda negaciГіn.

Riley se sentГі a su lado.

Ella preguntó: “¿Te sientes feliz aquí?”.

Liam jadeГі un poco. Por primera vez desde el comienzo de su conversaciГіn, Riley vio que estaba a punto de llorar.

“Ah, sí”, dijo él. “Esto ha sido... Me he sentido... tan feliz”.

Riley sintiГі un nudo en la garganta. QuerГ­a decirle que podГ­a quedarse aquГ­ todo el tiempo que quisiera. Pero ВїquГ© podГ­a hacer si su padre exigГ­a que volviera? No podrГ­a evitar que eso sucediera.

Una lГЎgrima rodГі por la mejilla de Liam.

“Es solo que... desde que mamá se fue... soy lo único que tiene papá. O al menos hasta que me fui. Ahora está solo. Dice que ha dejado de beber. Dice que jamás me volverá a hacer daño”.

Riley casi espetГі...

“No le creas. Jamás le creas cuando te diga eso”.

En cambio, dijo: “Liam, debes saber que tu padre está muy enfermo”.

“Lo sé”, dijo Liam.

“Él tiene que buscar la ayuda que necesita. Pero hasta que lo haga… bueno, le será muy difícil cambiar”.

Riley se quedГі callada por unos instantes.

Luego agregó: “Jamás olvides que esto no es tu culpa. Sabes eso, ¿verdad?”.

Liam ahogГі un sollozo y asintiГі.

“¿No has vuelto a verlo?”, preguntó Riley.

Liam negГі con la cabeza sin decir nada.

Riley le dio unas palmaditas en la mano.

“Solo quiero que me prometas una cosa. Si quieres ir a verlo, no vayas solo. Quiero estar contigo. ¿Lo prometes?”.

“Lo prometo”, dijo Liam.

Riley alcanzГі una caja cercana de paГ±uelos y le ofreciГі uno a Liam, quien se secГі los ojos y se sonГі la nariz. Luego los dos se quedaron sentados allГ­ sin decir mГЎs por unos momentos.

Finalmente Riley dijo: “¿Me necesitas para algo más?”.

“No. Ya estoy bien. Gracias por… bueno, ya sabes”.

Le sonriГі dГ©bilmente.

“Por todo”, agregó.

“De nada”, dijo Riley, devolviéndole la sonrisa.

SaliГі de la sala familiar, se dirigiГі a la sala de estar y se sentГі sola en el sofГЎ.

De repente sintiГі un sollozo en su propia garganta, y se puso a llorar. Le sorprendiГі darse cuenta de lo mucho que su conversaciГіn con Liam la habГ­a afectado.

Pero era bastante fГЎcil entender el por quГ©.

“Esto sobrepasa mis capacidades”, pensó.

DespuГ©s de todo, todavГ­a estaba tratando de finalizar la adopciГіn de Jilly. HabГ­a rescatado a la pobre chica de horrores propios. Riley habГ­a encontrado a Jilly tratando de vender su cuerpo por pura desesperaciГіn.

Entonces Вїpor quГ© Riley estaba haciendo esto, acogiendo a otro adolescente en su casa?

De repente deseaba que Blaine aГєn estuviera aquГ­, tenГ­a ganas de hablar con Г©l.

Blaine siempre parecГ­a saber quГ© decir.

HabГ­a disfrutado de la pausa entre los casos, pero poco a poco algunas preocupaciones comenzaron a invadir su mente, preocupaciones relacionadas con su familia mГЎs que todo, y hoy relacionadas con Bill.

Estas no parecГ­an unas vacaciones.

Riley no pudo evitar preguntarse...

“¿Qué diablos anda mal en mí?”.

ВїSimplemente era incapaz de disfrutar de una vida tranquila?

De todos modos, sabГ­a algo con certeza.

Este perГ­odo de calma no durarГ­a. En algГєn lugar, algГєn monstruo estaba cometiendo algГєn acto atroz, y ella tendrГ­a que detenerlo.




CAPГЌTULO CUATRO


Riley fue despertada la maГ±ana siguiente por el sonido de su telГ©fono vibrando.

Se quejГі en voz alta mientras se despertaba.

“La calma ha terminado”, pensó.

MirГі su telГ©fono y vio que tenГ­a razГіn. Era un mensaje de texto de su jefe de equipo en la UAC, Brent Meredith. Le decГ­a que debГ­a reunirse con Г©l, y estaba escrito en su tГ­pico estilo conciso...



UAC 8:00



MirГі la hora y se dio cuenta de que tendrГ­a que darse prisa para poder llegar a la cita prevista a tiempo. QuГЎntico solo quedaba a media hora de su casa, pero tendrГ­a que salir de aquГ­ rГЎpido.

Le tomГі a Riley solo unos minutos cepillarse los dientes, peinarse, vestirse y bajar las escaleras deprisa.

Gabriela ya estaba preparando el desayuno en la cocina.

“¿Ya el café está listo?”, preguntó Riley.

“Sí”, dijo Gabriela antes de servirle una taza caliente.

Riley se tomГі el cafГ© rГЎpidamente.

“¿No te da tiempo de desayunar?”, le preguntó Gabriela.

“Me temo que no”.

Gabriela le entregГі un panecillo.

“Entonces llévate esto. Debes comer algo”.

Riley le dio las gracias a Gabriela, bebiГі un poco mГЎs de cafГ© y se precipitГі hacia su auto.

Durante el corto viaje a QuГЎntico, fue inundada por una sensaciГіn peculiar.

ComenzГі a sentirse mejor de como se habГ­a sentido durante los Гєltimos dГ­as, hasta un poco eufГіrica.

Era en parte una subida de adrenalina, por supuesto, ya que su cuerpo y mente estaban preparadas para un nuevo caso.

Pero tambiГ©n era algo bastante inquietante, una sensaciГіn de que las cosas de alguna manera estaban volviendo a la normalidad.

Riley suspirГі al darse cuenta de eso.

Se preguntГі quГ© significaba el hecho de que cazar monstruos se sentГ­a mГЎs normal para ella que pasar tiempo con la gente que amaba.

“No puede ser... normal”, pensó.

Peor aГєn, le recordГі a algo que su padre, un oficial de la Marina brutal y amargado, le habГ­a dicho antes de morir.

“Eres una cazadora. Te mataría si trataras de vivir mucho tiempo en aquello que las personas llaman normal”.

Riley deseaba con todo su corazГіn que eso no fuera cierto.

Pero en momentos como estos, no pudo evitar preocuparse. ВїEra imposible para ella desempeГ±ar los papeles de esposa, madre y amiga?

ВїEra inГєtil siquiera intentarlo?

¿“La caza” era lo único que realmente tenía en la vida?

No, definitivamente no era lo Гєnico.

Seguramente ni siquiera lo mГЎs importante en su vida.

Con firmeza, se sacГі la cuestiГіn desagradable de su mente.

Cuando llegГі al edificio de la UAC, se estacionГі, entrГі a toda prisa y se dirigiГі directamente a la oficina de Brent Meredith.

Ella vio que Jenn ya estaba allГ­, viГ©ndose bastante mГЎs despierta de lo que Riley se sentГ­a. Riley sabГ­a que Jenn, como Bill, tenГ­an un apartamento en la ciudad de QuГЎntico, asГ­ que no habГ­a estado tan apurada en llegar. Pero Riley tambiГ©n atribuyГі parte de la frescura maГ±anera de Jenn a su juventud.

Riley habГ­a sido igual a Jenn de joven, lista y ansiosa de entrar en acciГіn en cualquier momento, a cualquier hora del dГ­a o de la noche, y capaz de pasar mucho tiempo sin dormir si asГ­ lo exigГ­a el trabajo en cuestiГіn.

ВїEsos dГ­as habГ­an quedado atrГЎs?

No era un pensamiento agradable, y no hizo nada para mejorar el estado de ГЎnimo ya inquieto de Riley.

Sentado en su escritorio, Brent Meredith se veГ­a tan formidable como siempre, con sus rasgos negros y angulosos y mirada severa.

Riley se sentГі, y Meredith fue directo al grano.

“Hubo un asesinato esta mañana. Sucedió en la playa pública de la Reserva Natural Belle Terre. ¿Alguna de ustedes está familiarizada con el lugar?”.

Jenn dijo: “He ido un par de veces. Un lugar estupendo para ir de excursión”.

“Yo también he ido”, dijo Riley.

Riley recordaba la reserva natural bastante bien. Quedaba en la BahГ­a de Chesapeake, a un poco mГЎs de dos horas en auto de QuГЎntico. TenГ­a varios cientos de hectГЎreas de bosque y una gran playa pГєblica en la bahГ­a. Era una zona popular para los amantes del aire libre.

Meredith tamborileГі los dedos sobre su escritorio.

“La víctima se llamaba Todd Brier, un pastor luterano de la ciudad cercana de Sattler. Fue enterrado vivo en la playa”.

Riley se estremeciГі un poco.

ВЎEnterrado vivo!

HabГ­a tenido pesadillas con eso, pero en realidad nunca habГ­a trabajado en un caso relacionado con este tipo de asesinato macabro.

Meredith continuó: “Brier fue encontrado aproximadamente a las siete de las mañana, y parecía que solo llevaba muerto aproximadamente una hora”.

Jenn preguntó: “¿Por qué es un caso del FBI?”.

Meredith dijo: “Brier no es la primera víctima. Ayer fue encontrado otro cuerpo cerca, una joven llamada Courtney Wallace”.

Riley contuvo un suspiro.

“No me digas”, dijo. “También enterrada viva”.

“Exacto”, dijo Meredith. “La mataron en una de las rutas de senderismo en la misma reserva natural, al parecer también temprano en la mañana. Fue descubierta más tarde ese día cuando un excursionista se encontró con el suelo movido y llamó a los servicios del parque”.

Meredith se echГі hacia atrГЎs en su silla y la moviГі de un lado a otro.

Dijo: “Hasta ahora, la policía local no tiene ningún sospechoso o testigo. Aparte de los lugares y el MO, no tienen casi nada. Ambas víctimas eran personas jóvenes y sanas. No ha habido tiempo para averiguar si estuvieron conectadas de alguna forma, aparte del hecho que ambas estuvieran allí temprano en la mañana”.

Riley tratГі de darle sentido a lo que acababa de oГ­r, pero no tenГ­a casi informaciГіn.

Ella preguntó: “¿La policía local acordonó el área?”.

Meredith asintiГі.

“Cerraron la zona boscosa cerca de ese sendero y la mitad de la playa al público. Les dije que no movieran el cuerpo en la playa hasta que mi gente llegara”.

“¿Y el cuerpo de la mujer?”, preguntó Jenn.

“Está en la morgue de Sattler, la ciudad más cercana. El médico forense del distrito Tidewater está en la playa en este momento. Quiero que ustedes se vayan para allá lo antes posible. Llévense un vehículo del FBI, algo que llame la atención. Tengo la esperanza de que si al menos el FBI está visible en la escena, eso desacelere al asesino. Mi conjetura es que estos no serán sus últimos asesinatos”.

Meredith mirГі a Riley y Jenn.

“¿Alguna pregunta?”, preguntó.

Riley tenГ­a una pregunta, pero no sabГ­a si debГ­a hacerla.

Finalmente dijo: “Señor, quiero hacer una petición”.

“¿Qué?”, dijo Meredith, reclinándose en su silla de nuevo.

“Quiero que el agente especial Jeffreys sea asignado a este caso”.

Los ojos de Meredith se abrieron.

“El agente Jeffreys está de licencia”, dijo. “Estoy seguro de que la agente Roston y tú pueden manejar este caso perfectamente bien”.

“Eso no lo dudo”, dijo Riley. “Pero…”.

Ella vacilГі.

“Pero ¿qué?”, preguntó Meredith.

Riley tragГі grueso. SabГ­a que a Meredith no le gustaba cuando los agentes pedГ­an favores personales.

Ella dijo: “Creo que tiene que volver al trabajo, señor. Creo que le haría bien”.

Meredith frunciГі el ceГ±o y no dijo nada por un momento.

Luego dijo: “No lo asignaré oficialmente al caso. Pero si quieres que trabaje con ustedes de manera informal, no me opondré”.

Riley le dio las gracias, tratando de no ser demasiado efusiva para que no cambiara de parecer. Luego ella y Jenn requisaron un VUD oficial del FBI.

A lo que Jenn comenzГі a conducir hacia el sur, Riley sacГі su telГ©fono celular y le enviГі un mensaje de texto a Bill.



Estoy trabajando en un nuevo caso con Roston. El jefe dice que puedes trabajar con nosotras. Quiero que trabajes con nosotras.



Riley esperó unos momentos. Su corazón latió con un poco más de fuerza cuando el mensaje fue marcado como “leído”.

Luego escribiГі...



ВїPodemos contar contigo?



Una vez más, el mensaje fue marcado como “leído”, pero no hubo respuesta.

El ГЎnimo de Riley se hundiГі.

“Tal vez esto no es una buena idea”, pensó. “Tal vez todavía es demasiado pronto”.

Deseaba que Bill le respondiera, aunque solo para decirle que no.




CAPГЌTULO CINCO


Mientras Jenn conducГ­a la camioneta al sur hacia su destino, Riley siguiГі mirando los mensajes de texto que habГ­a enviado desde su telГ©fono celular.

Bill todavГ­a no habГ­a respondido.

Finalmente decidiГі llamarlo.

MarcГі su nГєmero. Para su frustraciГіn, solo oyГі su correo de voz.

Ante el pitido, ella simplemente dijo: “Bill, llámame. Ahora mismo”.

A lo que Riley colocГі su telГ©fono en su regazo, Jenn la mirГі desde detrГЎs del volante.

“¿Pasa algo?”, preguntó Jenn.

“No lo sé”, dijo Riley. “Espero que no”.

Su preocupaciГіn siguiГі en aumento mientras Jenn conducГ­a. RecordГі un mensaje de texto que habГ­a recibido de Bill mientras habГ­a estado trabajando en su caso mГЎs reciente en Iowa...



Solo para que sepas. Llevo rato sentado aquГ­ con una pistola en mi boca.



Riley se estremeciГі ante el mero recuerdo de la llamada telefГіnica desesperada que habГ­a venido despuГ©s, cuando logrГі disuadirlo de suicidarse.

ВїEstaba pasando lo mismo?

Si era asГ­, ВїquГ© podГ­a hacer Riley al respecto?

Un ruido agudo y repentino alejГі estos pensamientos de la mente de Riley. Le tomГі un segundo darse cuenta de que Jenn habГ­a encendido la sirena despuГ©s de encontrarse con trГЎfico lento.

La sirena sirviГі como un gran recordatorio para Riley.

“Tengo que mantenerme enfocada en el trabajo en cuestión”.



*



Riley y Jenn llegaron a la Reserva Natural Belle Terre a eso de las diez y media. Siguieron un camino a la playa hasta que encontraron un par de patrullas y la furgoneta de un mГ©dico forense. MГЎs allГЎ de los vehГ­culos, en una zona herbosa, habГ­a una barrera de cinta policial para mantener al pГєblico alejado de la playa.

No vieron la playa de inmediato a lo que se bajaron de la camioneta. Pero Riley vio gaviotas volando sobre su cabeza, sintiГі una brisa fresca en su cara, el aire olГ­a a sal y oyГі el sonido de las olas.

A Riley le consternaba, mГЎs no le sorprendГ­a, el hecho de que un pequeГ±o grupo de periodistas ya se habГ­an aglomerado en la zona de estacionamiento mГЎs allГЎ de la escena del crimen. Se amontonaron alrededor de Riley y Jenn, haciГ©ndoles preguntas.

“Hubo dos asesinatos en dos días. ¿Esto es obra de un asesino en serie?”.

“Dieron a conocer el nombre de la víctima de ayer. ¿Ya identificaron a la nueva víctima?”.

“¿Se comunicaron con la familia de la víctima?”.

“¿Es cierto que las dos víctimas fueron enterradas vivas?”.

Riley se encogiГі ante la Гєltima pregunta. Obviamente no le sorprendГ­a el hecho de que ya se sabГ­a cГіmo habГ­an muerto las vГ­ctimas. Los reporteros probablemente se habГ­an enterado de eso escuchando a los escГЎneres de la policГ­a local. Pero no tenГ­a ninguna duda de que los medios de comunicaciГіn caerГ­an en el sensacionalismo respecto a estos asesinatos.

Riley y Jenn se abrieron paso entre los reporteros sin decir nada. Luego fueron recibidas por un par de policГ­as locales, quienes las acompaГ±aron mГЎs allГЎ de la cinta policial y la zona herbosa hacia la playa. Riley sintiГі la arena metiГ©ndose en sus zapatos mientras caminaba.

En un momento vieron la escena del crimen.

Varios hombres rodeaban un hoyo cavado en la arena donde el cuerpo aГєn permanecГ­a. Dos de ellos se dirigieron hacia Riley y Jenn a medida que se aproximaban. Uno de ellos era un hombre robusto y pelirrojo con uniforme. El otro, un hombre delgado con pelo negro rizado, llevaba una camisa blanca.

“Me alegra que llegaran tan rápido”, dijo el hombre pelirrojo cuando Riley y Jenn se presentaron. “Soy Parker Belt, el jefe de policía de Sattler. Este es Zane Terzis, el médico forense del distrito Tidewater”.

El jefe Belt llevГі a Riley y Jenn hacia el hoyo y bajaron la mirada al cuerpo medio descubierto.

Riley estaba mГЎs que acostumbrada a ver cadГЎveres en varios estados de mutilaciГіn y descomposiciГіn. A pesar de ello, este la sacudiГі con una especie Гєnica de terror.

Era un hombre rubio, de unos treinta aГ±os de edad, y llevaba ropa para correr adecuada para una caminata fresca de maГ±ana de verano por la playa. Sus brazos permanecГ­an tendidos en rigor mortis de sus intentos desesperados de desenterrarse. Sus ojos estaban bien cerrados, y su boca abierta estaba llena de arena.

El jefe Belt se detuvo junto a Riley y Jenn.

Belt dijo: “El asesino no se llevó su cartera, la cual tenía un montón de identificación. Aunque no la necesitamos. Lo reconocí justo cuando Terzis y sus hombres descubrieron su rostro. Su nombre es Todd Brier, y él era un pastor luterano en Sattler. Yo no asistía a su iglesia, soy metodista. Pero lo conocía. Éramos buenos amigos. Fuimos a pescar juntos varias veces”.

La voz de Belt estaba llena de tristeza y conmociГіn.

“¿Cómo fue encontrado el cuerpo?”, preguntó Riley.

“Un tipo pasó caminando con su perro”, dijo Belt. “El perro se detuvo aquí, oliendo y haciendo ruido, y luego comenzó a cavar, y apareció una mano de inmediato”.

“¿El tipo que encontró el cuerpo sigue aquí?”, preguntó Riley.

Belt negГі con la cabeza.

“Lo enviamos a casa. Estaba bastante conmovido. Pero le dijimos que tenía que estar disponible por si teníamos preguntas. Te puedo comunicar con él”.

Riley levantГі la mirada del cuerpo al agua, que estaba a unos quince metros de distancia. Las aguas de la BahГ­a de Chesapeake eran de color azul oscuro, sus olas alcanzando la arena suavemente. Riley veГ­a que la marea estaba en bajante.

Riley preguntó: “¿Este fue el segundo asesinato?”.

“Sí”, respondió Belt tristemente.

“¿Ha sucedido algo como esto antes?”.

“¿Aquí en Belle Terre?”, dijo Belt. “No, para nada. Esta es una reserva pacífica para aves y vida silvestre. La gente local utiliza esta playa, en su mayoría familias. De vez en cuando tenemos que detener a algún cazador furtivo o resolver una discusión entre visitantes. También tenemos que ahuyentar a vagabundos de vez en cuando. Eso es lo más grave que sucede aquí”.

Riley caminГі alrededor del hoyo para mirar el cuerpo desde un ГЎngulo diferente. Ella vio una mancha de sangre en la parte posterior de la cabeza de la vГ­ctima.

“¿Qué piensas de esta herida?”, le preguntó a Terzis.

“Parece que fue golpeado por un objeto duro”, dijo el forense. “La estudiaré mejor cuando tenga el cuerpo en la morgue. Pero por su aspecto, diría que probablemente fue suficiente para aturdirlo, solo el tiempo suficiente para que no pudiera pelear mientras que el asesino lo estaba enterrando. Dudo que estaba totalmente inconsciente. Es bastante obvio que luchó mucho”.

Riley se estremeciГі.

SГ­, eso era evidente.

Ella le dijo a Jenn: “Toma fotos y envíamelas”.

Jenn inmediatamente sacГі su telГ©fono celular y comenzГі a sacar fotos del hoyo y el cadГЎver. Mientras tanto, Riley caminГі lentamente alrededor del hoyo, mirando la playa desde todas las direcciones. El asesino no habГ­a dejado muchas pistas. La arena alrededor del hoyo obviamente habГ­a sido movida por el asesino cuando cavГі, y habГ­a un rastro de huellas por donde se habГ­a acercado el trotador.

El asesino tampoco habГ­a dejado muchas huellas. La arena seca no tenГ­a la forma de un zapato. Pero Riley veГ­a donde las yerbas pantanosas por las que habГ­a llegado habГ­an sido movidas por otra persona.

Ella señaló y le dijo a Belt: “Haz que tus chicos recorran la hierba cuidadosamente para ver si alguna fibra quedó atrapada allí”.

El jefe asintiГі con la cabeza.

Riley comenzГі a sentir una sensaciГіn familiar, una sensaciГіn que a veces la inundaba en una escena del crimen.

No la habГ­a sentido mucho durante sus casos mГЎs recientes. Pero era una sensaciГіn bienvenida, una que sabГ­a que podГ­a utilizar como una herramienta.

Era una sensaciГіn extraГ±a del asesino en sГ­.

Si permitГ­a que esa sensaciГіn la inundara por completo, probablemente obtendrГ­a alguna idea sobre lo que habГ­a ocurrido aquГ­.

Riley se alejГі unos pasos del grupo reunido en la escena. MirГі a Jenn y vio que su compaГ±era la estaba observando. Riley sabГ­a que Jenn estaba al tanto de su reputaciГіn de entrar en las mentes de los asesinos. Riley asintiГі, y vio a Jenn entrar en acciГіn, haciendo preguntas propias, distrayendo a los demГЎs en la escena y dГЎndole a Riley unos momentos para concentrar sus habilidades.

Riley cerrГі los ojos y tratГі de imaginarse la escena en el momento del asesinato.

ImГЎgenes y sonidos la asaltaron con bastante facilidad.

Estaba un poco oscuro, y la playa estaba tenebrosa, pero habГ­a rastros de luz en el cielo al otro lado del agua, desde donde el sol saldrГ­a mГЎs tarde, y al menos se podГ­a ver.

La marea estaba alta, y el agua probablemente solo estaba a un tiro de piedra de distancia, por lo que el sonido de las olas era fuerte.

“Lo suficientemente fuerte como para apenas poder oírse a sí mismo cavar”, se dio cuenta Riley.

En ese momento, a Riley no le costó entrar en una mente extraña…



SГ­, Г©l estaba cavando, y ella sentГ­a la tensiГіn de sus mГєsculos mientras echaba paladas de arena, sentГ­a la mezcla de sudor y bruma en su rostro.

Cavar no era una tarea fГЎcil. De hecho, era un poco frustrante.

No era fГЎcil cavar un hoyo en arena de playa como esta.

La arena tenГ­a una forma de volver a llenar parcialmente el espacio donde cavaba.

Él estaba pensando…

“No será muy profundo. Pero no tiene que ser profundo”.

No dejaba de mirar hacia la playa, en busca de su presa. Y, por supuesto, no tardГі en aparecer, corriendo por ahГ­ con satisfacciГіn.

Y en el momento perfecto, ya que el hoyo estaba lo suficientemente profundo.

El asesino empujГі la pala en la arena, levantГі las manos y saludГі.

“¡Ven aquí!”, le gritó al trotador.

Aunque no importaba lo que gritara. Sobre el sonido de las olas, el trotador no serГ­a capaz de distinguir sus palabras, solo un grito ahogado.

El trotador se detuvo ante el sonido y mirГі en su direcciГіn.

Luego se acercГі al asesino.

El trotador estaba sonriendo mientras se acercaba, y el asesino le devolviГі la sonrisa.

En poco tiempo estuvieron al alcance del oГ­do del otro.

“¿Qué pasa?”, gritó el trotador sobre las olas.

“Ven aquí, te lo mostraré”, le gritó el asesino.

El trotador se acercГі al lugar donde se encontraba el asesino.

“Mira ahí abajo”, dijo el asesino. “Mira muy de cerca”.

El trotador se agachó y, con un movimiento rápido y hábil, el asesino cogió la pala y lo golpeó en la parte posterior de su cabeza, haciéndolo caer en el hoyo…



Riley fue sacada de su ensoГ±aciГіn por el sonido de la voz del jefe Belt.

“¿Agente Paige?”.

Riley abriГі los ojos y vio que Belt la miraba con una expresiГіn curiosa. No habГ­a sido distraГ­do por las preguntas de Jenn.

Él dijo: “Creo que te nos fuiste por unos momentos”.

Riley oyГі a Jenn reГ­rse.

“Ella hace eso a veces”, le dijo Jenn al jefe. “No te preocupes, está trabajando”.

Riley analizГі lo que habГ­a visto en su mente rГЎpidamente, todo muy hipotГ©tico, por supuesto, y apenas una sensaciГіn de todo lo que habГ­a sucedido.

Pero se sentГ­a muy segura de un detalle: que el trotador se habГ­a acercado porque el asesino lo habГ­a llamado y que lo habГ­a hecho sin miedo.

Este era un detalle pequeГ±o, pero crucial.

Riley le dijo al jefe de policía: “El asesino es encantador, simpático. Las personas confían en él”.

Los ojos del jefe se abrieron de par en par.

“¿Cómo lo sabes?”, preguntó.

Riley oyГі la risa de alguien que se acercaba detrГЎs de ella.

“Créeme, ella sabe lo que está haciendo”.

Se dio la vuelta ante el sonido de la voz.

Se sintiГі muy alegre ante lo que vio.




CAPГЌTULO SEIS


El jefe Belt dio un paso hacia el hombre que se acercaba.

Le dijo: “Señor, esta área está cerrada. ¿No vio la cinta policial?”.

“Está bien”, dijo Riley. “Este es el agente especial Bill Jeffreys. Él está con nosotras”.

Riley corriГі hacia Bill y lo alejГі lo suficiente como para no ser escuchados por los demГЎs.

“¿Qué pasó?”, preguntó. ¿Por qué no respondiste mis mensajes de texto?”.

Bill sonriГі con timidez.

“Me comporté como un idiota. Yo…”. Su voz se quebró y él apartó la mirada.

Riley esperГі su respuesta.

Finalmente, dijo: “Cuando recibí tus mensajes de texto, no sabía si estaba preparado para esto o no. Llamé a Meredith para que me diera más detalles, pero todavía no sabía si estaba listo. Caray, no sabía si estaba listo cuando empecé a conducir hasta aquí. No sabía si estaba listo hasta ahora mismo cuando vi…”.

SeГ±alГі el cuerpo.

Y agregó: “Ahora lo sé. Estoy listo para volver al trabajo. Cuenta conmigo”.

Su voz era firme y su expresiГіn le decГ­a que iba en serio. Riley dio un gran suspiro de alivio.

LlevГі a Bill de nuevo a los funcionarios agrupados alrededor del cuerpo en el hoyo. Lo introdujo al jefe de policГ­a y al mГ©dico forense.

Jenn ya conocГ­a a Bill y se veГ­a contenta de verlo, y esto agradГі a Riley. Lo Гєltimo que necesitaba era que Jenn se sintiera marginada o resentida.

Riley y los demГЎs le dijeron a Bill lo poco que sabГ­an hasta ahora y Bill escuchГі con gran interГ©s.

Finalmente, Bill le dijo al forense: “Creo que ya pueden llevarse el cuerpo, si la agente Paige está de acuerdo”.

“Estoy de acuerdo”, respondió Riley. Le alegraba el hecho de que Bill parecía el mismo de siempre, con ganas de afirmar su autoridad.

Mientras el equipo del forense comenzГі a sacar el cuerpo del hoyo, Bill estudiГі el ГЎrea.

Le preguntó a Riley: “¿Revisaste el área del otro asesinato?”.

“Todavía no”, respondió ella.

“Entonces deberíamos ir a hacer eso”, dijo.

Riley le dijo al jefe Belt: “Vamos a echarle un vistazo a la otra escena del crimen”.

El jefe asintió con la cabeza. “Queda a unos tres kilómetros dentro de la reserva natural”, agregó.

Todos ellos lograron abrirse paso por los reporteros de nuevo sin hacer comentarios. Riley, Bill y Jenn se metieron en la camioneta del FBI y el jefe se llevГі otro auto. El jefe los alejГі de la playa, a lo largo de un camino de arena a una zona boscosa. Estacionaron sus autos cuando llegaron al final del camino. Riley y sus colegas siguieron a los dos funcionarios a pie por un sendero entre ГЎrboles.

El jefe mantuvo al grupo a un lado del camino, seГ±alando unas huellas distintas aquГ­ en la tierra firme.

“Tenis deportivas comunes y corrientes”, comentó Bill.

Riley asintiГі. VeГ­a las huellas en ambas direcciones. Pero se sintiГі segura de que no les ofrecerГ­an mucha informaciГіn, excepto la talla de zapato del asesino.

Sin embargo, algunas marcas interesantes se intercalaban con las huellas. Dos lГ­neas movidas fueron excavadas en el suelo.

“¿Qué opinas de esas líneas?”, le preguntó Riley a Bill.

“Huellas de una carretilla, yendo y viniendo”, dijo Bill. Miró por encima del hombro hacia el camino y agregó: “Mi conjetura es que el asesino se estacionó cerca de donde nos estacionamos nosotros y llevó sus herramientas por este camino”.

“Eso es lo que dedujimos nosotros también”, concordó Belt. “Y se fue también por este camino”.

En poco tiempo llegaron a un lugar donde el camino se cruzaba con uno mГЎs estrecho. En medio de este camino mГЎs pequeГ±o habГ­a un hoyo largo y profundo. Era aproximadamente igual de ancho que el camino en sГ­.

El jefe Belt señaló el lugar donde el nuevo camino salía de los árboles circundantes. “Parece que la otra víctima llegó trotando de esa dirección”, dijo. “El hoyo estaba camuflado, y cayó adentro”.

Terzis agregó: “Su tobillo estaba muy fracturado, probablemente de la caída. Así que no pudo hacer nada cuando el asesino empezó a echarle tierra”.

Riley volviГі a estremecerse al pensar en esa muerte horrible.

Jenn dijo: “Y todo esto sucedió ayer”.

Terzis asintió y dijo: “Estoy seguro de que el momento del fallecimiento fue idéntico al del asesinato en la playa, probablemente a las seis de la mañana”.

“Antes del amanecer”, agregó Belt. “Habría estado bastante oscuro. Un trotador que pasó por aquí después del amanecer vio que la tierra había sido movida y nos llamó”.

Mientras Jenn comenzГі a tomar mГЎs fotos, Riley estudiГі la zona. Se fijГі en unos matorrales aplastados que habГ­an sido atravesados por la carretilla. VeГ­a el lugar donde el asesino habГ­a amontonado tierra a unos cuatro metros del sendero. HabГ­a bastantes ГЎrboles por esos senderos, asГ­ que la trotadora no vio ni el asesino ni la tierra.

Ahora el hoyo habГ­a sido re-excavado por los policГ­as, quienes habГ­an amontonado la tierra a un lado.

Riley recordГі que Meredith habГ­a mencionado el nombre de la vГ­ctima en QuГЎntico, pero no podГ­a recordarlo en este momento,

Ella le dijo al jefe Belt: “Supongo que pudieron identificar a la víctima”.

“Así es”, dijo Belt. “Tenía su identificación encima, al igual que Todd Brier. Su nombre era Courtney Wallace. Ella vivía en Sattler, pero no la conocía personalmente. Así que no puedo decirles nada más de ella por los momentos, excepto que era joven, probablemente veinteañera”.

Riley se arrodillГі junto al hoyo y mirГі dentro. De inmediato vio cГіmo el asesino habГ­a tendido la trampa. En el fondo del hoyo habГ­a una manta pesada con hojas y desechos enredados en ella. HabГ­a sido extendida sobre el hoyo, imperceptible para un trotador incauto, especialmente en la luz antes del amanecer.

Hizo una nota mental para llamar al equipo forense de la UAC para que revisaran ambas escenas del crimen. Tal vez podrГ­an rastrear el origen de la manta.

Mientras tanto, Riley estaba sintiendo la misma sensaciГіn que habГ­a sentido en la playa, de poder meterse en la mente del asesino. La sensaciГіn no era tan vГ­vida esta vez. Pero podГ­a imaginar al asesino posado donde ella estaba de rodillas en este momento, mirando a su presa indefensa.

Entonces ВїquГ© hizo en esos momentos antes de empezar a enterrarla viva?

RecordГі su impresiГіn de antes, que el asesino era encantador y agradable.

Probablemente fingiГі sorpresa al encontrar a la joven en el fondo de este hoyГі al principio. Es posible que incluso le haya dado la impresiГіn a la mujer de que la ayudarГ­a a salir.

“Ella confió en él”, pensó Riley. “Aunque solo por un momento”.

Luego empezГі a burlarse de ella.

Y, despuГ©s de poco, comenzГі a verter carretillas llenas de tierra sobre ella.

DebiГі haber gritado cuando finalmente se dio cuenta de lo que sucedГ­a.

ВїCГіmo respondiГі al sonido de sus gritos?

Riley sintiГі que su crueldad emergiГі por completo. Se detuvo para verter una sola palada de tierra en su rostro, no tanto para que dejara de gritar, sino para atormentarla.

Todo el cuerpo de Riley se estremeciГі.

SintiГі alivio cuando esa sensaciГіn de conexiГіn comenzГі a desvanecerse.

Ahora podГ­a volver a analizar la escena del crimen con una opiniГіn mГЎs objetiva.

La forma del hoyo le parecГ­a extraГ±a. El extremo donde ella estaba parada habГ­a sido cavado en forma de cuГ±a afilada. El otro extremo reflejaba la misma forma, solamente invertida.

ParecГ­a que el asesino se habГ­a esforzado por hacer esa forma.

“Pero ¿por qué?”, se preguntó Riley. “¿Qué podría significar?”.

En ese momento, oyГі la voz de Bill desde algГєn lugar detrГЎs de ella.

“Encontré algo. Vengan a echarle un vistazo”.




CAPГЌTULO SIETE


Riley se dio la vuelta para ver lo que Bill habГ­a encontrado. Su voz venГ­a desde detrГЎs de los ГЎrboles a un lado del camino.

“¿Qué es?”, dijo el jefe Belt.

“¿Qué encontraste?”, dijo Terzis.

“Solo vengan”, gritó Bill.

Riley se puso de pie y se dirigiГі hacia Г©l. VeГ­a el arbusto por donde se habГ­a alejado del camino.

“¿Ya vienen?”, preguntó Bill, comenzando a sonar un poco impaciente.

Riley sabГ­a por su tono de voz que hablaba en serio.

Seguida de Belt y Terzis, se abriГі paso entre el matorral hasta que llegГі al pequeГ±o espacio abierto donde Bill estaba parado, mirando el suelo.

Definitivamente habГ­a encontrado algo.

HabГ­a otro pedazo de tela en el suelo, sostenido en su lugar por pequeГ±as estacas en las esquinas.

“Dios mío”, murmuró Terzis.

“Espero no sea otro cuerpo”, dijo Belt.

Pero Riley sabГ­a que tenГ­a que ser algo diferente. Por una parte, el hoyo era mucho mГЎs pequeГ±o que el otro, y era cuadrado.

Bill estaba colocГЎndose guantes de plГЎstico para evitar dejar huellas dactilares en lo que estaba a punto de descubrir. Luego se arrodillГі y tirГі suavemente de la tela.

Lo Гєnico que Riley vio fue una pieza circular de madera oscura y pulida.

Bill tomГі el cГ­rculo de madera cuidadosamente con las dos manos y tirГі de Г©l hacia arriba.

Todos excepto Bill jadearon ante lo que sacГі lentamente del hoyo.

“¡Un reloj de arena!”, dijo el jefe Belt.

“El más grande que jamás he visto”, agregó Terzis.

Y era cierto, el reloj de arena era de casi un metro de alto.

“¿Seguro que no es una trampa?”, advirtió Riley.

Bill se puso en pie con el objeto, manteniГ©ndolo perpendicular, manejГЎndolo con la misma delicadeza con la que podrГ­a manejar un artefacto explosivo. Lo colocГі en posiciГіn vertical en el suelo al lado del hoyo.

Riley se arrodillГі y lo examinГі de cerca. La cosa no parecГ­a tener ningГєn cable o resorte. Pero ВїhabГ­a ocultado algo debajo de la arena? InclinГі la cosa a un lado y no vio nada extraГ±o.

“Es solo un gran reloj de arena”, murmuró. “Y escondido al igual que la trampa en el sendero”.

“No es un reloj de arena, exactamente”, dijo Bill. “Estoy bastante seguro de que mide un período de tiempo superior a una hora”.

El objeto le pareciГі a Riley sorprendentemente hermoso. Los dos receptГЎculos de vidrio tenГ­an una forma hermosa y estaban conectados entre sГ­ por una estrecha abertura. Las piezas de madera redondas estaban conectadas por tres varillas de madera, talladas en patrones decorativos. La parte superior fue tallada en un patrГіn ondulado. La madera era oscura y estaba bien pulida.

Riley los habГ­a visto antes, versiones mГЎs pequeГ±as para cocinar que contaban tres, cinco o veinte minutos. Este era mucho, mucho mГЎs grande, medГ­a casi un metro de alto.

El receptГЎculo inferior estaba parcialmente lleno de arena de color tostado.

No habГ­a arena en el globo superior.

El jefe Belt le preguntó a Bill: “¿Cómo supiste que algo estaba aquí?”.

Bill estaba en cuclillas al lado del reloj de arena, examinándolo atentamente. Él preguntó: “¿Alguien más notó algo extraño en la forma del hoyo en el sendero?”.

“Sí, yo sí”, dijo Riley. “Los extremos del hoyo habían sido cavados de forma extraña”.

Bill asintiГі.

“Era más o menos la forma de una flecha. La flecha señalaba al lugar donde el camino se curvaba y algunos de los arbustos estaban descompuestos. Así que me fui al lugar que estaba señalando”.

El jefe Belt todavГ­a estaba mirando el reloj de arena con asombro.

“Bueno, qué suerte que lo hayas encontrado”, dijo.

“El asesino quería que buscáramos aquí”, murmuró Riley. “Quería que descubriéramos esto”.

Riley mirГі a Bill, y luego a Jenn. SabГ­an que estaban pensando justo lo que ella estaba pensando.

La arena se habГ­a vaciado.

De algГєn modo, de alguna forma que no entendГ­an todavГ­a, eso significaba que no habГ­an tenido suerte en absoluto.

Riley miró a Belt y le preguntó: “¿Alguno de tus hombres encontró un reloj de arena como este en la playa?”.

Belt negó la cabeza y dijo: “No”.

Riley sintiГі un cosquilleo de intuiciГіn.

“Entonces no buscaron lo suficientemente bien”, dijo.

Ni Belt ni Terzis hablaron por un momento. ParecГ­an no poder creer lo que estaban oyendo.

Luego Belt dijo: “Mira, algo como esto seguramente habría sobresalido. Estoy seguro de que no había nada parecido en la zona”.

Riley frunciГі el ceГ±o. Esta cosa que habГ­a sido colocada tan cuidadosamente tenГ­a que ser importante. Estaba segura de que los policГ­as habГ­an pasado por alto algГєn otro reloj de arena.

De hecho, Bill, Jenn y ella tambiГ©n tuvieron que haberlo pasado por alto en la playa. ВїDГіnde podrГ­a estar?

“Tenemos que volver para buscar”, dijo Riley.

Bill llevГі el enorme reloj de arena a la camioneta. Jenn abriГі la parte de atrГЎs, y ella y Bill colocaron el objeto adentro, asegurГЎndose de que estuviera estabilizado por si habГ­a algГєn movimiento repentino o brusco. Lo cubrieron con una manta que estaba en la camioneta.

Riley, Bill y Jenn se subieron a la camioneta y siguieron la patrulla del jefe de policГ­a de vuelta a la playa.

El nГєmero de periodistas reunidos en la zona de estacionamiento habГ­a aumentado, y cada vez estaban mГЎs agresivos. A lo que Riley y sus colegas se abrieron paso entre ellos y mГЎs allГЎ de la cinta amarilla, se preguntГі cuГЎnto tiempo mГЎs serГ­an capaces de ignorar sus preguntas.

Cuando llegaron a la playa, el cuerpo ya no estaba en el hoyo. El equipo del mГ©dico forense ya lo habГ­a cargado en la furgoneta. Los policГ­as locales todavГ­a estaban revisando la zona en busca de pistas.

Belt llamГі a sus hombres, quienes se acercaron a Г©l.

“¿Alguien ha visto un reloj de arena por aquí?”, preguntó. “Un reloj de arena gigante, al menos de un metro de alto”.

Los policГ­as quedaron perplejos por la pregunta. Ellos movieron la cabeza y dijeron que no.

Riley estaba empezando a impacientarse.

“Tiene que estar por aquí”, pensó. Subió a la cima de una elevación cubierta de hierba y miró a su alrededor. Pero no veía ningún reloj de arena, ni siquiera arena perturbada que indicaría algo recién enterrado.

ВїSu intuiciГіn estaba jugГЎndole una mala pasada? Eso pasaba a veces.

“No esta vez”, pensó.

Estaba segura de ello en sus entraГ±as.

Ella volviГі y se quedГі mirando dentro del hoyo. Era muy diferente al del bosque. Era mГЎs superficial, y no tenГ­a forma. El asesino no pudo haber formado la arena seca de la playa en un puntero si lo hubiera intentado.

Se dio la vuelta y observГі en todas las direcciones.

Lo Гєnico que vio fue arena y olas.

La marea estaba baja. El asesino podrГ­a haber hecho una especie de flecha hГєmeda en la arena, pero habrГ­a sido vista de inmediato. Si no hubiera sido destruida, todavГ­a estarГ­a visible.

Le preguntó a los demás: “¿Han visto a otra persona cerca de aquí, aparte del hombre con el perro que encontró el cuerpo?”.

Los policГ­as se encogieron de hombros y se miraron.

Uno de ellos dijo: “Nadie, excepto Rags Tucker”.

Los ojos de Riley se abrieron.

“¿Quién es él?”, preguntó ella.

“Solo un viejo y excéntrico vagabundo de playa”, dijo el jefe Belt. “Vive en una pequeña tienda india por allá”.

Belt seГ±alГі por la playa, donde la costa se curvaba lejos de la zona donde se encontraban.

Riley estaba un poco enfadada.

“¿Por qué nadie lo había mencionado?”, espetó ella.

“No tenía sentido hacerlo”, dijo Belt. “Hablamos con él justo cuando llegamos. No vio nada que tuviera que ver con el asesinato. Dijo que estaba dormido cuando sucedió”.

Riley soltГі un gemido de irritaciГіn.

“Vamos a visitar a este tipo”, dijo.

Seguida por Bill, Jenn y el jefe Belt, ella comenzГі a caminar por la arena.

Mientras caminaban, Riley le dijo a Belt: “Creí que habías cerrado la playa”.

“Lo hicimos”, dijo Belt.

“Entonces ¿por qué diablos sigue alguien aquí?”, preguntó Riley.

“Bueno, como te dije, Rags vive aquí”, dijo Belt. “No tenía sentido echarlo. Además, no tiene otro lugar adonde ir”.

DespuГ©s de doblar la curva, Belt los llevГі al otro lado de la arena a una elevaciГіn herbosa. El grupo se abriГі paso entre la suave arena y hierba alta a la cima de la subida. Desde ahГ­ Riley vio una pequeГ±a choza improvisada a unos noventa metros de distancia.

“Esa es la casa del viejo Rags”, dijo Belt.

A medida que se acercaban, Riley vio que estaba cubierta con bolsas de plГЎstico y mantas. AquГ­ detrГЎs de la subida la marea no la alcanzaba. La tienda india estaba rodeada de mantas cubiertas con lo que parecГ­a ser un surtido de objetos locos.

Riley le dijo a Belt: “Háblame de este personaje Rags Tucker. ¿Belle Terre no tiene reglas en contra de la vagancia?”.

Belt se echГі a reГ­r.

Él dijo: “Bueno, sí, pero Rags no es exactamente un vagabundo. Es colorido, y le agrada a la gente, especialmente a los visitantes. Y no es un sospechoso, créeme. Él es el tipo más inofensivo del mundo”.

Belt seГ±alГі las cosas en la manta.

“Tiene una especie de negocio con todas estas cosas. Él recoge basura de la playa, y la gente acude a él para comprarle cosas, o para intercambiar cosas que ya no quieren. En gran parte es solo una excusa para que la gente se quede a hablar con él. Lo hace todo el verano, durante el tiempo que el clima es tolerable. Se las arregla para reunir el dinero suficiente para alquilar un pequeño apartamento barato en Sattler para el invierno. Luego regresa cuando el clima se vuelve a poner agradable”.

A medida que se acercaban, Riley pudo ver los objetos con mayor claridad. Realmente era una extraГ±a colecciГіn que incluГ­a trozos de madera, conchas y otros objetos naturales, pero tambiГ©n tostadoras viejas, televisores rotos, lГЎmparas antiguas y otros artГ­culos que los visitantes, sin duda, le habГ­an traГ­do.

Cuando llegaron a la orilla de las mantas extendidas, Belt dijo: “Hola, Rags. Me pregunto si podríamos hablar un poco más”.

Una voz ronca respondiГі desde adentro de la tienda india.

“Ya te dije que no vi a nadie. ¿No han atrapado al asqueroso? No me gusta la idea de un asesino en mi playa. Si supiera algo, ya te lo hubiera dicho”.

Riley dio un paso hacia la tienda india y dijo: “Rags, necesito hablar con usted”.

“¿Quién eres tú?”.

“FBI. Me pregunto si tal vez se encontró un reloj de arena gigante”.

No hubo respuesta por unos momentos. Luego una mano dentro de la tienda india echГі a un lado una sГЎbana que cubrГ­a la abertura.

Adentro habГ­a un hombre flaco sentado con las piernas cruzadas, sus ojos grandes mirГЎndola.

Y justo delante de Г©l habГ­a un reloj de arena enorme.




CAPГЌTULO OCHO


El hombre de la tienda india se limitГі a mirar a Riley con ojos grises grandes. Riley mirГі el vagabundo y el gran reloj de arena delante de Г©l. Le pareciГі difГ­cil decidir quГ© era lo mГЎs sorprendente.

Rags Tucker tenГ­a cabello gris largo y una barba que le llegaba hasta la cintura. Su ropa suelta hecha jirones complementaba el look.

Naturalmente, se preguntГі...

“¿Este tipo es un sospechoso?”.

Le pareciГі difГ­cil de creer. Sus extremidades eran flacas y larguiruchas, y no parecГ­a lo suficientemente robusto como para haber llevado a cabo cualquiera de estos asesinatos. ParecГ­a bastante inofensivo.

Riley tambiГ©n sospechaba que su aspecto desaliГ±ado era una pantalla. No olГ­a mal, al menos desde donde estaba, y su ropa se veГ­a limpia, a pesar del desgaste.

En cuanto al reloj de arena, se parecГ­a mucho al que ellos habГ­an encontrado en el camino. Era mГЎs de un metro de alto, con ondas talladas en la parte superior y tres varillas hГЎbilmente talladas que sostenГ­an todo.

Sin embargo, no era idГ©ntico al otro. Por un lado, la madera no era tan oscura, mГЎs bien de un color marrГіn rojizo. Aunque los patrones tallados eran similares, no parecГ­an rГ©plicas exactas de los diseГ±os que habГ­an visto en el primer reloj de arena.

Pero esas pequeГ±as variaciones no eran las diferencias mГЎs importantes entre los dos.

El mayor contraste era la arena que marcaba el paso del tiempo. En el reloj de arena que Bill habГ­a encontrado entre los ГЎrboles, toda la arena estaba en el receptГЎculo inferior. Pero en este reloj de arena, la mayor parte de la arena todavГ­a estaba en el receptГЎculo superior.

Esta arena estaba en movimiento, vaciГЎndose lentamente en el otro receptГЎculo.

Riley estaba segura de una cosa: que el asesino habГ­a querido que encontraran este reloj de arena, tan cierto como que habГ­a querido que encontraran el otro.

Tucker finalmente habló. “¿Cómo sabías que lo tenía?”, le preguntó a Riley.

Riley sacГі su placa.

“Yo haré las preguntas, si no le molesta”, dijo en una voz no amenazante. “¿Cómo lo consiguió?”.

Tucker se encogiГі de hombros.

“Fue un regalo”, dijo.

“¿De quién?”, preguntó Riley.

“De los dioses, tal vez. Prácticamente cayó del cielo. Cuando salí esta mañana, lo vi de inmediato, allá en las mantas con mis otras cosas. Lo metí a la tienda y me volví a dormir. Entonces me volví a despertar, y he estado aquí sentado mirándolo por un tiempo”.

Se quedГі mirando el reloj de arena fijamente.

“Nunca había visto al tiempo pasar”, dijo. “Es una experiencia única. Se siente como si el tiempo pasara lento y rápido al mismo tiempo. Y hay una sensación de inevitabilidad al respecto. Como dicen, no se puede volver atrás en el tiempo”.

Riley le preguntó a Tucker: “¿La arena estaba corriendo así cuando lo encontró, o usted le dio la vuelta?”.

“No le hice nada”, dijo Tucker. “¿Crees que me atrevería a cambiar el flujo del tiempo? No me meto con asuntos cósmicos como ese. No soy tan estúpido”.

“No, no es estúpido en absoluto”, pensó Riley.

Ella sentГ­a que estaba empezando a entender a Rags Tucker mejor con cada momento que conversaban. Cultivaba con cuidado este personaje vagabundo para el entretenimiento de los visitantes. Se habГ­a convertido en una atracciГіn local aquГ­ en Belle Terre. Y por lo que el jefe Belt habГ­a hablado de Г©l, Riley sabГ­a que se ganaba una vida modesta con ello. Se habГ­a establecido como un adorno local y tenГ­a un permiso tГЎcito para vivir exactamente donde querГ­a.

Rags Tucker estaba aquГ­ para entretener y ser entretenido.

Riley se dio cuenta de que esta era una situaciГіn delicada.

Necesitaba quitarle el reloj de arena. QuerГ­a hacerlo rГЎpido y sin alboroto.

Pero ВїestarГ­a dispuesto a renunciar al reloj?

Aunque conocГ­a las leyes de registro y confiscaciones perfectamente bien, no estaba del todo segura acerca de cГіmo aplicaban a un vagabundo que vivГ­a en una tienda india en propiedad pГєblica.

PreferirГ­a lidiar con esto sin tener que obtener una orden judicial. Pero tenГ­a que proceder con cuidado.

Ella le dijo a Tucker: “Creemos que pudo haber sido dejado aquí por la persona que cometió los dos asesinatos”.

Los ojos de Tucker se abrieron de par en par.

Luego Riley dijo: “Tenemos que llevarnos este reloj de arena. Podría ser una prueba importante”.

Tucker negГі con la cabeza lentamente.

Él dijo: “Está olvidando la ley de la playa”.

“¿Cuál es esa?”, dijo Riley.

“�El que se lo encuentra se lo queda’. Además, si esto realmente es un regalo de los dioses, no creo que deba separarme de él. No quiero violentar la voluntad del cosmos”.

Riley estudiГі su expresiГіn. Se dio cuenta de que no estaba loco ni delirante, aunque a veces podrГ­a actuar como tal. Eso formaba parte del espectГЎculo.

No, este vagabundo en particular sabГ­a exactamente lo que estaba haciendo y diciendo.

“Este es su negocio”, pensó Riley.

Riley abriГі su cartera, sacГі un billete de veinte dГіlares y se lo ofreciГі.

Ella dijo: “Tal vez esto ayudará a aclarar las cosas con el cosmos”.

Tucker esbozГі una pequeГ±a sonrisa.

“No sé”, dijo. “El universo está muy caro”.

Riley sentГ­a que estaba entendiendo al hombre, asГ­ como tambiГ©n cГіmo seguirle el juego.

Ella dijo: “Siempre en expansión, ¿eh?”.

“Sí, desde el Big Bang”, dijo Tucker. Se frotó los dedos y agregó: “Y me enteré que está atravesando una nueva fase inflacionaria”.

Riley no pudo evitar admirar la astucia y la creatividad del hombre. Supuso que lo mejor serГ­a cerrar un trato con Г©l antes de que la conversaciГіn se profundizara mГЎs, hasta el punto de que no llegara a entender nada.

SacГі otro billete de veinte dГіlares de su cartera.

Tucker arrebatГі ambos billetes de veinte de su mano.

“Es suyo”, dijo. “Cuídelo mucho. Tengo la sensación de que esa cosa es muy poderosa”.

Riley se encontrГі pensando que tenГ­a razГіn, probablemente mГЎs razГіn de la que creГ­a.

Con una sonrisa, Rags Tucker agregó: “Creo que puede con eso”.

Bill se puso los guantes de nuevo y se acercГі al reloj de arena para tomarlo.

Riley le dijo: “Ten cuidado, muévelo lo menos que puedas. No queremos interferir con la rapidez con la que se está moviendo”.

A lo que Bill tomó el reloj de arena, Riley le dijo a Tucker: “Gracias por su ayuda. Quizá volvamos a hacerle más preguntas. Espero esté disponible”.

Tucker se encogió de hombros y dijo: “Aquí estaré”.

A lo que se dieron la vuelta para irse, el jefe Belt le preguntó a Riley: “¿En cuánto tiempo crees que toda la arena se vacíe en la parte inferior?”.

Riley recordГі que el mГ©dico forense habГ­a dicho que ambos asesinatos habГ­an tenido lugar aproximadamente a las seis de la maГ±ana. Riley mirГі su reloj. Ahora eran casi las once. Hizo unos cГЎlculos en su mente.

Riley le dijo a Belt: “La arena se agotará aproximadamente en diecinueve horas”.

“¿Que pasará en ese entonces?”, preguntó Bill.

“Alguien morirá”, dijo Riley.




CAPГЌTULO NUEVE


Riley no podГ­a sacarse las palabras de Rags Tucker de su mente.

“Y hay una sensación de inevitabilidad al respecto”.

Ella y sus colegas estaban haciendo su camino de regreso por la playa hacia la escena del crimen. Bill llevaba el reloj de arena, y Jenn y el jefe Belt lo flanqueaban para ayudarlo a mantenerlo estable. Estaban tratando de no afectar el flujo de arena. Y, por supuesto, de esa arena fue que la Rags habГ­a hablado.

Inevitabilidad.

Aunque se estremeciГі ante la idea, se dio cuenta de que era exactamente el efecto que el asesino tenГ­a en mente.

Los querГ­a hacer sentir que su prГіximo asesinato era inevitable.

Era su forma de ponerlos nerviosos.

Riley sabГ­a que no debГ­an agitarse demasiado, pero le preocupaba que eso no serГ­a fГЎcil.

Mientras caminaba por la arena, sacГі su celular y llamГі a Brent Meredith.

Cuando contestó, ella dijo: “Señor, tenemos una situación grave en nuestras manos”.

“¿Qué pasa?”, preguntó Meredith.

“Nuestro asesino atacará cada veinticuatro horas”.

“Dios mío”, dijo Meredith. “¿Cómo lo sabes?”.

Riley estaba a punto de explicarle todo, pero cambiГі de opiniГіn. SerГ­a mejor si Г©l realmente pudiera ver ambos relojes de arena.

“Ya vamos de regreso a la camioneta”, dijo Riley. “Te llamaré por video cuando estemos allí”.

Riley finalizГі la llamada justo cuando llegaron a la escena del crimen. Los policГ­as de Belt seguГ­an en las yerbas pantanosas en busca de pistas. Quedaron boquiabiertos a lo que vieron a Bill cargando el enorme reloj de arena.

“¿Qué demonios es eso?”, preguntó uno de los policías.

“Evidencia”, dijo Belt.

Se le ocurriГі a Riley que lo Гєltimo que querГ­a en este momento era que los reporteros lograran echarle un vistazo al reloj de arena. Si eso ocurrГ­a, se correrГ­a aГєn mГЎs la voz, empeorando esta situaciГіn ya caГіtica. Y seguramente habrГ­a reporteros al acecho en la zona de estacionamiento. Ellos ya sabГ­an que dos personas habГ­an sido enterradas vivas. JamГЎs se rendirГ­an hasta tener su historia.

Se volvió hacia el jefe Belt y le preguntó: “¿Me puedes prestar tu chaqueta?”.

Belt se quitГі la chaqueta y se la entregГі. Riley la usГі para cubrir el reloj de arena con cuidado.

“Vamos”, les dijo Riley a Bill y Jenn. “Tratemos de meter esto en nuestro vehículo sin atraer demasiada atención”.

Sin embargo, cuando ella y sus dos colegas salieron de la cinta policial, Riley vio que habГ­an llegado mГЎs reporteros. Se amontonaron alrededor de Bill, exigiendo saber lo que llevaba.

Riley sintiГі una sacudida de alarma mientras apretaban a Bill, quien estaba tratando de mantener el reloj de arena lo mГЎs estable posible. Los empujones por sГ­ solos podrГ­an ser suficientes para interferir con el flujo de arena. Peor aГєn, alguien podrГ­a hacerlo caer de sus manos.

Ella le dijo a Jenn: “Tenemos que alejarlos de Bill”.

Ella y Jenn se abrieron paso entre los reporteros, ordenГЎndolos a retroceder.

Los reporteros obedecieron sin mucho alboroto y se quedaron mirando embobados.

Riley se dio cuenta rГЎpidamente...

“Probablemente piensan que es una bomba”.

DespuГ©s de todo, esa posibilidad se le habГ­a ocurrido a ella y sus colegas en el bosque cuando Bill descubriГі el primer reloj de arena.

Riley se encogiГі ante la idea de los titulares que pronto podrГ­an aparecer, y el pГЎnico que eso podrГ­a conllevar.

Le dijo bruscamente a los reporteros: “No es un artefacto explosivo. Solo es evidencia. Evidencia delicada”.

Fue respondida por un coro de voces preguntГЎndole quГ© era.

Riley negГі con la cabeza y se alejГі de ellos. Bill habГ­a hecho su camino a la camioneta, asГ­ que ella y Jenn corrieron hacia Г©l. Se metieron y aseguraron cuidadosamente el nuevo reloj de arena al lado del otro, el cual estaba sujetado en su lugar y cubierto con una manta.

Los reporteros se reagruparon rГЎpidamente y rodearon la camioneta, gritando preguntas de nuevo.

Riley soltГі un gemido de frustraciГіn. Nunca podrГ­an trabajar con todo este gentГ­o.

Riley se puso al volante y comenzГі a conducir. Un reportero especialmente determinado tratГі de bloquear su camino, colocГЎndose directamente en frente del vehГ­culo. PrendiГі las sirenas, y el reportero sobresaltado se echГі a un lado. ComenzГі a conducir, dejando a la manada de reporteros atrГЎs.

DespuГ©s de conducir un kilГіmetro, Riley encontrГі un lugar bastante aislado donde podГ­a estacionar el vehГ­culo.

Luego le dijo a Jenn y Bill: “Lo primero es lo primero. Hay que desempolvar los relojes de arena para ver si encontramos huellas dactilares”.

Bill asintió y dijo: “Hay un kit en la guantera”.

Mientras Jenn y Bill trabajaban, Riley sacГі su tableta y llamГі a Brent Meredith por video.

Para su sorpresa, Meredith no fue el Гєnico rostro que apareciГі en su pantalla. HabГ­a ochos rostros mГЎs, incluyendo un rostro infantil y pecoso que Riley no querГ­a ver en absoluto.

Era el agente especial encargado Carl Walder, el jefe de Meredith en la UAC.

Riley contuvo un gemido de desГЎnimo. Ellos no habГ­an estado de acuerdo en muchas cosas. De hecho, la habГ­a suspendido e incluso despedido en varias ocasiones.

Pero Вїpor quГ© estaba participando en esta llamada?

Con un gruñido apenas disimulado, Meredith dijo: “Agente Paige, el jefe Walder ha tenido la amabilidad de participar en esta conversación. Y formó un equipo para ayudarnos en este caso”.

Cuando Riley vio la expresiГіn molesta en el rostro de Meredith, ella entendiГі perfectamente la situaciГіn.

Carl Walder habГ­a estado monitoreando el caso durante toda la maГ±ana. Justo cuando se enterГі de que Riley habГ­a solicitado una videoconferencia con Meredith, habГ­a convocado a su propio grupo de agentes para que tambiГ©n participaran en ella. En este momento todos estaban sentados en sus oficinas y cubГ­culos en la UAC, sus computadoras configuradas para videoconferencias.

Riley no pudo evitar fruncir el ceГ±o. El pobre Brent Meredith debiГі haber sentido que le habГ­an tendido una emboscada. Riley estaba segura de que Walder estaba presumiendo, como de costumbre. Y al hacer que su propio equipo participara, estaba dando a conocer descaradamente su falta de confianza en el profesionalismo de Riley.

Afortunadamente, ella habГ­a trabajado con algunas de las personas que Walder habГ­a convocado y confiaba en ellas. Ella vio a Sam Flores, un tГ©cnico de laboratorio brillante, y a Craig Huang, un agente de campo joven y prometedor.

Aun asГ­, lo Гєltimo que necesitaba en ese momento era un equipo de personas a las cuales administrar y organizar. Ella sabГ­a que funcionarГ­a mejor trabajando solo con Bill y Jenn.




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